domingo, 1 de abril de 2018

De Vinilos y Otras Glorias MCMLXXXVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Captain Beefheart And His Magic Band (Trout Mask Replica) 1969


Y por fin lo consiguieron. La banda, en un alarde de valentía sin límites, firmó el pacto con el diablo que deseaban y se convirtieron en una mágica verdad en el mundo de la Música friki más pura y extrema.
El tercer trabajo de Captain Beefheart And His Magic Band está considerado su mejor disco, y en algunos sectores, entre los que me encuentro por pensarlo, se considera una obra maestra de la Música experimental, del Acid Free Music más extremo, en definitiva, una de esas piezas de museo que te encuentras de vez en cuando y que si eres capaz de aceptar por lo que es debes degustar hasta hartarte.
Brutal en su planteamiento, desde la primera hasta la última nota del doble álbum la banda lacera los sentidos y envía toneladas de Música mental, sin ningún otro ánimo (afortunadamente) que no sea hacerte parte de la locura o echarte de ella a patadas.
Y es que con un disco como "Trout Mask Replica" (como con todos los de la primera etapa de la banda, pero en especial con el que nos ocupa) no caben medias tintas porque no puede aceptarse por partes. O estás en ello los 78'51'' que dura esa hemorragia transgresora y bestial, o no puedes aguantar ni un segundo, porque desde el primer sonido de "Frownland" hasta que la aguja se eleva al terminar la cara B del segundo disco, todo es la alucinación convertida en Música, las pesadillas que tus sueños no desean, la gloria de lo que siempre quieres y nunca llega.
Me apasionan los discos como este; sé cuando no puedo estar y simplemente me voy, o me alejo para volver esperando que mis sentidos lo admitan, pero si puedo involucrarme, no hay nada igual. La mente se convierte en el verdadero motor de la escucha, transformando todo lo que llega con un sentido personal e intransferible que mezcla lo que la banda crea y lo que tú eres capaz de recrear, y eso no tiene precio.
La Música es infinita, y además, las obras que traspasan lo meramente musical se convierten en eternas, y cada rincón de las distintas épocas en la creatividad de los músicos tienen espacios para obras como esta, que no pueden catalogarse (afortunadamente)
Don Van Vliet voz, saxos, clarinetes, percusión, jingle bells... y mucho más. John French batería y percusión. Jeff Cotton guitarra, steel, slide. Bill Harkleroad guitarra, slide, flauta. Mark Boston bajo. Victor Hayden clarinete, voz.

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