lunes, 1 de mayo de 2017

De Vinilos y Otras Glorias MCM

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido.


Kingdom Come (Galactic Zoo Dossier) 1972


Desde luego hay ocasiones en las que no se puede negar que ciertas frases van como anillo al dedo a lo que uno se trae entre manos, y escuchando y disfrutando el disco que nos visita, lo de lo prohibido, el sentido y los lugares ajenos a la realidad son un hecho.
Espectacular obra del grupo Kingdom Come, que une al nombre el del iluminado Arthur Brown en la misma portada, por aquello de... dejando un trabajo de Psycho progresiva extrema, una alegoría mental de lo que pasaba por la cabeza de este iluminado y los que le seguían, en este caso un grupo que hace maravillas con esas ideas fuera de lo establecido.
Se podría decir que el sonido del disco es una evolución bastante lógica del Crazy World precedente, con momentos de gran efecto Prog. especialmente los pasajes donde los teclados crean esos ambientes tan efectivos, otros instantes de auténtico caos musical y algunos de puro delirio, muy en la línea de lo que Arthur Brown tenía como concepción de la Música.
En realidad esta maravilla musical es una amalgama tan extensa de cosas, todas a la vez y cada una por su lado, que sería muy difícil (por no decir imposible y además una estupidez) incluirla en algún estilo definido; se trata del planteamiento de ideas trasladadas a la Música, en ocasiones con una pizca de raciocinio (la maravillosa balada al más puro Soul llamada "Sunrise", una delicia bella y llena de intimismo) en otras una desviación enfática y paranoica (los contra ritmos, las asonancias, las batallas instrumentales en mitad del caos más absoluto) y todo en un tono de personalísima locura a la que sirven los textos escritos todos por el propio Brown.
Evidentemente se trata de una obra que gusta o asusta, con una banda en estado de gracia en lo musical, que permite paladear cada nota, sea lógica trascendental o ajena a este universo, una guitarra que te destroza en la locura y estremece en la sensibilidad, el bajo comiéndose el mundo, unos teclados que te arrullan o te aniquilan... y la voz de Arthur Brown invitándote a su infierno particular (o al paraíso, porque visto lo visto)
Para gente sin límites (otra vez, de nuevo) que aman la Música y lo que nos puede dar desde cualquier lugar de nuestras mentes.
Arthur Brown voz. Julian Paul Brown teclados. Andrew Kenneth Dalby guitarra y voces. Desmond John Fisher bajo. Michael william Greenville Harris órgano. Martin Philip Jogn Steer batería. Denis Taylor luces.





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