sábado, 1 de abril de 2017

De Vinilos y Otras Glorias MDCCCLXVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido.


King Crimson (Lizard) 1970


No es por desmentir a los que realmente saben de esto, porque para eso están, para saber y comentar, escribir, hablar, decir... y además ganarse la vida con ello, pero es cierto que como no va con el tema del vil metal y lo demás que se suele sacar con ello, en mi opinión derramo lo que me sugiere esta maravillosa locura que se llama Música y que del alma sale y al alma llega, por eso no hay que desdecir, simplemente saber que lo que plasmo en la pantallita blanca es mi opinión, lo que siento y por lo que gozo.
"Lizard" nos fue entregado como la tercera obra de King Crimson, tras dos obras maestras que estarán para siempre en el ideario de los que aman (amamos) la Música y en especial esta maravillosa creación de los artistas que se dio en llamar Prog., y quizás, sólo quizás, por eso no podía ser lo que debía o no fue lo que debieron ver (esos que saben)
Nunca me pareció un disco al uso, incluso he pensado que en la carrera genial del grupo, o lo que es más señalable esa media década de ensueño, es la obra más difícil, compleja e incluso atrevida, porque abandona un poco los mimbres del Rock y se nos vuelven más jazzy, con un fondo que no niega los deslices hacia grandes del género. Claro que puedo entender que teniendo a un crack como Mel Collins en la banda el saxo se despliegue en su máxima extensión, pero es que la guitarra (y eso que el amigo Fripp firma todos los temas junto a Peter Sinfield) parece que no quiere estar y deja que el mellotrón, que también lo usa él, claro está, se coma crudo la mayoría de los espacios donde pueda haber duda para ello.
Es por eso que el sonido cambia, King Crimson se enaltece y crea otro King Crimson en sí mismo y a partir de aquí cualquier cosa puede pasar. De todos modos "Lizard" ofrece momentos inquietantes, oscuros, de maravillosa esquizofrenia para que el siglo XX, el XXI y todo lo demás sean visionariamente posible, porque a pesar de todo es King Crimson, por eso entregan "Lady Of The Dancing Water", donde la flauta de (¡¡quién si no!!) Mel Collins nos devuelve a esa melancolía excelsa y bella, o "Prince Rupert Awakes" para que la voz te acaricie, por eso... en el principio de la década se pueden permitir hacer algo como esto, a pesar de los que saben.
Robert Fripp guitarra, mellotrón, teclados. Mel Collins flauta y saxo. Gordon Haskell bajo y voz. Andy McCulloch batería. Peter Sinfield palabras y dibujos.


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