lunes, 9 de enero de 2017

De Vinilos y Otras Glorias MDCCCXXXII

Desde el antiguo barrio de "El Tercio del Terror".


Viñedos (Volumen 6 "Vendimia Salvaje" Cosecha 70-73) 1970 - 1973


Serían las influencias, serían los movimientos que ya se atisbaban del final de una demasiado laaaaarga época, serían todos los planetas alineados para cantar al mundo las inmundicias de una melancolía sin final, pero el principio de la década de los setenta traía a este país infinidad de movimientos musicales que, acorde con lo que el mundo requería y los mediocres de espíritu se negaban a ver, fueron asentándose para provocar que los músicos que creían en ello dieran un empujón más a la calidad y lo que se ofrecía.
Por eso y muchas más cosas, todas unidas y cada una importante por sí y en sí misma, esta cosecha que nos presenta el Volumen 6 de "Viñedos" es tan brutal como impactante, tan excitante como inigualable, tan emotiva como especial para el que suscribe, porque se trata de una vuelta de tuerca compleja y a la vez fascinante.
Y no es para menos, porque cuando en un mismo evento se juntan músicos de la talla de Gualberto (la fascinación por el arte de quien suscribe... ¡¡¡y encima lo he disfrutado en vivo, brutal!!!) Tabaco, Lone Star (ese salvajismo rockero con la clase esculpida en los genes) Mi Generación, Cerebrum (una incomprensible incomprensión de la Música de este país) Época, Botas, Armada, Vainica Doble (o ese sentimiento para crear palabras de fuego que llegan hasta el alma) Ia-Batiste y Joe Skladzien... pues eso, que de vez en cuando uno se da cuenta de lo que fue, lo que supuso y lo que muy pocos (o no tan pocos, según las zonas y regiones privilegiadas, no nos engañemos) pudieron disfrutar y saborear de la Música, los sonidos y el amor que unos tipos especiales destilaban.
Al final es casi lo mismo de siempre, o lo que se repite de manera demasiado incesante sin deber serlo, que donde hay talento se puede hacer, sacando además ese punto de instinto que le da la vuelta a muchas cosas para que sea y parezca, a pesar de los pesares, de las imaginerías baratas y más allá de la palabrería. Porque la Música es eso, y las cosechas que se hacen con una buena cepa es difícil que salgan mal.
Por cierto, todas me gustan enormemente, pero la portada desgarradora, rasgadora y absolutamente magistral de "Vendimia Salvaje" con el genio a la guitarra y la chica disfrutando de su solo descarnado es... pues eso. Y es que Pablo tiene ángel.

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