sábado, 17 de diciembre de 2016

Lo del año...















Como cada año que supera la segunda quincena de diciembre y va desgranando la cuenta atrás del final de los 365 días de rigor (o 366 en el caso que nos ocupa) muchas voces emocionadas se alzan entre vítores o súplicas, según el caso, con las frases de siempre, "que el año que viene sea mejor", "que se acabe pronto", "virgencita que me quede como estoy"... y demás lindezas para justificar lo injustificable y sentirse aliviado por ser una mierda dentro de la mierda y no querer parecerlo.

En lo que nos atañe a este "Paseando Por Los Sueños", cada vez más exigente con sus seguidores (porque lo siguen cuatro, que no sé quienes son,  y con mucho valor según se demuestra) ha sido como mínimo un año curioso; a través de las sombras hemos descubierto que la vida sin Música no es lo mismo (ya lo sabíamos, pero cuando las sombras te cubren todo se ve de otra manera) que a veces la cantidad y la calidad coinciden y que los machos alfa no saben ni de lo uno ni de lo otro, que las hembra beta buscan a los que no saben porque les resulta mucho más fácil saber ellas y darles por el saco, que la Música sigue siendo esa magia que no se puede traducir a pesar de los conocimientos y lo sobrados que vayamos, que la dama negra no sabe de mitos, de leyendas ni de orígenes varios porque se nos lleva a todos (y seguro que además obliga a cantar la mejor de las canciones mientras la barca atraviesa ese lago oscuro lleno de almas perdidas)

En lo referente a los creadores de sueños, la dama que todo lo decide se llevó a mitos del calibre de Prince (lo icónico sin nombre y el nombre que nunca quería ser) David Bowie (el hombre que vendió al mundo porque el mundo no quería comprarlo) Merle Haggard, Glenn Frey (porque no todo era el Hotel donde hubiéramos querido ir) Paul Kantner (sabedor de que la Psycho era algo más allá de las palabras) Keith Emerson (ese momento sin guitarra que quiso cambiar el mundo) Greg Lake (un nombre sin nombre más allá de lo que nadie quería conocer, porque era él por sí mismo) Leon Russell (mucho, pero mucho más que la histriónica imagen que lo devoraba todo) y muchos más, pero que muchos más, aunque ninguna pérdida tan sentida como nuestro querido y amado creador Bob Dylan, que nos dejó con la Música en los labios para irse al mundo de la literatura (sin retorno aparente) y se llevó la memoria y el entendimiento de Patti con él.

"Que se acabe ya"... sinceramente me la trae de aquella manera. Son fechas, días, que tienen su lugar en el calendario, y que me hacen sentir la Música como siempre, con pasión, con amor y con ganas de poner el siguiente vinilo para que la aguja lo acaricie y me llene los sentidos cuando todo me llega, como si fuera la última vez, o la primera como en aquellos años setenta donde todo comenzó. El que sea el día xx del mes 12 del año xxxx no es sino una parte de la numerología sin importancia, la gente se va cuando debe, los músicos nos dejan cuando les toca, y su obra, sobre todo si son esos genios capaces de traspasar la frontera de lo intangible, se queda para quien quiera amarla. 

Lo del año ya me lo miro sin prisas, sin angustias, sin nada que buscar, quizás en los cuarenta años de mi relación con esta pasión que amo y a la que llamo Música, magia, seda, todo se acabe, o comience lo que es porque debe ser, pero nada ni nadie (especialmente nadie, porque el ser humano es un hijo de puta sin remisión) podrá quitarme lo que ha sido y aún es eso que me sigue llevando, más allá de números, décadas, fechas y muertos ilustres.




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