domingo, 24 de julio de 2016

Música


Hay una parte indiscutible de la Música que me entusiasma, que me ha hecho amarla desde que tuve la suerte de acceder a su universo, el hecho de ser eterna en la memoria.

Pero al mismo tiempo el componente de instantaneidad en el momento de recibir la caricia de sus sones, justo esa porción del tiempo en el cual te seduce, me hace sentirla con el convencimiento de encontrarla tras cada esquina, en cada rincón de mi alma.

Es como si pudiera (de hecho lo intento siempre que la escucho) alejarme del mundo y quedar encerrado con ella en un lugar inexistente salvo para mis entrañas, como si echara el cerrojo a esa puerta que sirve para vivirla, tenerla y entregarme a ella.

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