sábado, 26 de marzo de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCXXXIII

Un músico que marcó una época, junto con esos iluminados que sí creían que era posible, dando en los sesenta y setenta toneladas de placer en forma de sonidos.


Robbie Robertson (Robbie Robertson) 1987


Es indiscutible que la trayectoria musical de Robbie Robertson está ligada a The Band, grupo más allá de lo que hicieron y con la capacidad para influir en muchos de los sonidos de alguna que otra generación.
Tras nueve años de desaparición del grupo, este primer álbum en solitario se antoja un experimento tan personal como ajeno a todo lo que tuviera que demostrar. Al margen de alguna que otra tecnología usada en el disco y que a mi entender siendo quien es el artista sobraba (programaciones varias y ángeles custodios llamándote desde otras latitudes) los nueve temas rezuman saber y entendimiento, porque otra cosa no será, pero Robertson sabe de Música mucho y más, tanto como intérprete, como creador y sobre todo como visionario de más de un disco fantástico con su sello personal en su antigua banda.
La voz encallecida por años y años de carretera, se convierte de manera irónica en el cambio más brusco de su carrera, y a modo de sentimiento de quien ya viene de vuelta, nos incita a la melancolía y dejarnos llevar por la sensibilidad que usa en las estrofas casi lamentándose por recitarlas. Se sublima mucho más esta sensación gracias a los arreglos de los temas (otra cosa en la que el músico va sobrado) que envuelven la garganta, especialmente con guitarras lejanas que llegan y se pierden por igual, y teclados para ir dando forma uno a uno a los temas que se dejan escuchar sin ningún esfuerzo.
A partir de aquí, un disco tan intimista como uno quiera, porque destila añoranza, un toque de los nuevos tiempos y el sello impagable de un artista que se conoce el camino a pesar de cambiarle los carteles con el destino.
Que no es la joya que podría buscar tras volver a las grabaciones y el mundo de la Música (si es que la buscaba, todo sea dicho) eso es evidente, pero que se trata de un disco hecho con gusto y dejando claro que la Música son muchas más cosas de las que se conocen, también. 

Side One:  Fallen Angel;  Showdown at big sky;  Broken Arrow;  Sweet fire of love
Side Two:  American roulette;  Somewhere down the crazy river;  Hell's half acre;  Sonny got caught in the moonlight;  Testimony

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