sábado, 1 de noviembre de 2014

De Vinilos y Otras Glorias MCCXI

Una leyenda poco comprendida y siempre presente entre los más grandes músicos, que al final entienden de esto más y mejor que la mayoría.


Roy Harper (Stormcock) 1971


Cuando alguien crea una obra maestra de la Música, sea la que sea, el estilo importa poco porque trasciende más allá de las etiquetas, las formas y lo que se quiera poner. Cuando crea una joya de inusitada belleza y además es reconocida como tal por la gran mayoría de los que saben de Música desde las entrañas, eso ya no son palabras mayores, eso es... todo.
"Stormcock" es una obra maestra, una joya y un momento de sublime excitación cuando sus sonidos rozan los sentidos, un disco que Roy Harper, su autor y creador, hizo más allá de este mundo y después se lo trajo para ofrecerlo.
Cuatro temas de Folk Prog. que lindan en la frontera de lo que no es real porque a la magia nunca se puede pretender dar forma, pero que aún así se transforma en 41'25'' de experiencia sensorial que lleva a una orgía de sentimientos y sensaciones difícil de explicar.
La voz de Harper se transforma en el aviso lejano de la odisea que estamos a punto de vivir, palabras cruzadas con las notas de su guitarra como si en ello le fuera la vida sin pretenderlo, suave, melodiosa, sensual y sugerente recita, canta, embriaga y seduce junto a esa pieza que se acopla sin esfuerzo a lo que provoca, la guitarra y el aparente fácil manejo de lo que ofrece.
Hay ocasiones en las cuales no se necesita mucho más, incluso nada más, pero si además algún que otro amigo se desliza entre las notas y aporta la calidad para elevar lo que ya de por sí es sublime nos encontramos con momentos que no se pueden describir, como la voz de Harper anudada a su guitarra y enredada en las cuerdas de la de Jimmy Page en ese impulso desde dentro del alma llamado "The Same Old Rock" 12'24'' de abrumadora belleza. 
Claro que si nos dedicamos a saborear "Me And My Woman" puede que tras sus 13'01'' estemos demasiado lejos para volver a la realidad de la cual Harper y los arreglos orquestales nos arrancan (afortunadamente, ¡vive el cielo!)
Un disco que abre las puertas al infinito con "Hors D'oeuvres" no es normal, ya se siente como algo tan especial que va a descuartizarte con su belleza, y cada nota, cada instante de lo que surge de los surcos te sigue enviando a ese viaje del que no se debe regresar. 
No creo que se deba decir nada más, simplemente invitar a escuchar un trabajo que es maravilloso y por supuesto que cada uno lo sienta como quiera y desee, porque en ciertos niveles de inmensidad todo llega de una manera...

SIDE 1:  Hors D'Oeuvres;  The Same Old Rock
SIDE TOO:  One Man Rock And Roll Band;  Me And My Woman


4 comentarios:

  1. Se puede escuchar música subida al sueño de los sueños, hay que estar en lo mas alto para poder disfrutar de algo tan grande como esto, allí arriba los sonidos rozan con las estrellas..maravilloso.
    Besos

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  2. Ya sabía yo que detrás de estas palabras se escondían unos sonidos que sin duda me iban a estremecer. Es ese tipo de música que cuando sale a la superficie y se lanza al aire te contagia de inmediato. Un disco que vale la pena retener en la memoria y escucharlo en compañía de mis buenos amigos y contagiarnos hasta la médula si hace falta.

    Felices sueños.Besos.

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    1. Una joya labrada por un genio que es por derecho propio uno de esos manjares para disfrutar siempre. Quizás lo paladeemos juntos algún día.
      Besos

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