viernes, 15 de agosto de 2014

De Vinilos y Otras Glorias MCLII

Artista de terruño y con el terruño en las venas me impactan esos momentos y maneras en los cuales la Música vuelve a estar por encima de todo lo que las mentes mediocres quieren hacer creer.


Mikel Laboa (Bat - Hiru) 1974


Para quien no crea en las raíces y todo lo que conllevan que pase página y para todo aquél que crea en algo que sólo es de una región, provincia o localidad que pase página también, sobre todo porque no creo en la Música local, creo en la Música como medio de transmisión de las ideas y el pensamiento amén de ser capaz de entretener y hacer pensar.
Mikel Laboa es lo que se llamaba cuando yo era pequeño un cantautor (mierda de palabra y mierda de término) pero creo sinceramente que es un músico. Que decidiera llevar en vena sus raíces y todo lo que significaba el folklore vasco como medio de comunicación es una cosa pero si se analiza y entiende la Música de este "Bat-Hiru" con diferencia su mejor disco y en el cual se puede unir todo lo que entendía como autor y compositor eso es poco y limitado.
Cantado en euskera (como toda su obra) y con un mensaje claro en sus letras, la parte más importante de sus canciones, me resulta curioso comprobar la enorme diferencia entre sus temas al uso en los cuales su guitarra y su voz (o mejor dicho su voz y su guitarra) eran como una letanía narrando historias en uno, dos o tres minutos de nostálgica tristeza y esos en los cuales se iba sin esfuerzo a los siete, ocho, nueve minutos en los cuales literalmente desarrollaba esas historias pero como un juglar que se empeña en forjar el tiempo a través de los sonidos. 
Por eso a pesar de estar compuesto por dos discos y ser un doble en su concepción este "Bat-Hiru" son para mí dos obras bien diferenciadas en lo musical, esos temas de trato hacia el que escucha en un suspiro que lanza andanadas ("Bat" salvo ese "Baga, Biga, Higa" con acento de libre pensador) y los más extensos en los cuales el artista quiere hacer algo más mantener ese expectante deseo de lo que envía ("Hiru") donde todo se dispara y los sonidos guturales y los lamentos eternos se hacen un dolor realmente insostenible que el propio bálsamo de la Música mitiga.
Que sea como he leído y escuchado a propios personajes de su tierra el mejor disco de la historia de la Música vasca es algo que ni sé ni me importa porque no uso en Música los términos absolutos y menos ese de mejor, pero que aporta en lo que creo una diferente manera de alterar los sentidos para meterse de lleno en una odisea que quizás las palabras exclusivamente no provocan (a pesar del empeño de la lengua como vehículo transmisor sabiendo de su limitado bagaje y recepción al estar en euskera) sí lo consigue, por lo menos en lo que más me llega y atrae, esos inmensos espacios donde parece que el fin no existe ("Guernika" y su concepto me parecen brutales y la escapada de su guitarra con los arreglos de "Bereterretxen Khantoria") 

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