sábado, 19 de julio de 2014

De Vinilos y Otras Glorias MCIX

Atravesar los muros puede ser el final del intento por sobrevivir, en nuestro caso el principio para sentir y quien no sienta simplemente se estampará contra la invisible magia de la Música.


Karuna Khyal (Alomoni 1985) 1974


Extraño y bizarro grupo japonés cuyos orígenes no están muy definidos, algunos defienden que son la escisión de algún grupo proveniente de Tokyo, en otros casos se coloca su origen en la ciudad de Kyoto. Puede ser o no importante el hecho de su procedencia (de hecho se conoce con mayor exactitud que la que se quiere hacer creer) pero lo realmente importante es esta obra dejada como si quisieran pasar desapercibidos después de su grabación, algo que no ocurrió porque la evidencia de esta pieza de extraños sonidos es un rara avis dentro de la discografía de los grupos japoneses del período.
La experimentación llevada al tratamiento de orgía sensorial que se dispara por los espacios infinitos hasta caer por obra y gracia de la ley de la gravedad directa sobre tu mente abriendo en canal los sentidos para llegar a todos y cada uno de ellos forzando asumir o separarse de esta maravilla de embriagadora obra de Música.
Todo comienza con el concepto de creación total que nos presentan, porque "Alomoni 1985" es una pieza en un sólo golpe emocional que ocupa todo el disco en 47'02'' en los cuales van vaciando todo lo que llevas dentro y llenándolo con estos espacios musicales que se convierten en una sucesión de emociones sin pausa. En primer lugar la voz, la cacofonía que traslada las primeras sensaciones de manera distorsionada y constante, machacando sin cesar con estrofas cortas y repetitivas, yendo y viniendo desde la nada hasta el primer plano de los sonidos, envuelta siempre y según el caso por electrónicos instantes de penumbra y desasosiego que cubren todo lo que es esa red en la cual te envuelven para que no escapes.
Desaparecida de forma provisional la voz llega el turno de las percusiones sin faltar de nuevo todos los instrumentos de teclados, electrónica y más percusiones para que esa experimentación que es la guía sin pausa se convierta en tu mente volando y viajando sin rumbo fijo a la espera de lo que le venga y recree con la sensación de los sonidos abrumándote.
La garganta ávida de protagonismo vuelve a engancharte y de ahí hasta el final todo es impacto sonoro, sonidos ajenos a cualquier cosa establecida y lo friki viajando libre por entre los canales de un equipo de Música que debe estar dispuesto a todo.
¡¡Disfruta!! y si el manjar te merece la pena ¡¡¡Qué aproveche!!!

1 comentario:

  1. Por eso el fin del mundo me pillará solo y escuchando esta Música que jode tanto a tantas.

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