domingo, 29 de junio de 2014

Lo Mejor Es El Silencio


La fotografía que introduce este comentario la encontré en un diario deportivo dentro del apartado "Las mejores fotos del deporte" o "Las mejores fotos del mundial" que a mí tanto me da que me da lo mismo.
No voy a criticar la labor del fotógrafo porque si vemos la fotografía sólo desde el punto de vista estético o en lo humano por el afán por mantener vivos los sueños no hay nada que objetar, de hecho incluso de la miseria se puede extraer belleza y esa que no se ve es la belleza que refleja esta imagen.
En eso estoy de acuerdo, no se pueden amputar las ilusiones, los sueños, el querer o pretender cuando no tienes ni donde comer cada día, ni nada que llevarte a la boca y tu esperanza de vida es de once años. No se pueden matar y si se puede intentar que se viva mejor soñando es lícito hacerlo, por eso esta fotografía en esa parte de lo que pueda pretender tiene un valor humano brutal y merece la pena admirarla.

La otra parte, esa en la que me sale el cabrón impresentable que nadie soporta y con el que vivo hace muchas décadas me revela porque la fotografía no llevaba impreso ningún comentario referente a lo que también representa, la miseria, la amargura, la imposibilidad de la vida que un ser humano se merece, la muerte tras cada esquina, la pobreza más absoluta y la esclavitud del hombre por el hombre.
Sí, es cierto, soy un cabrón sin sentimientos y sólo veo la parte que no se debe (o quizás no porque hay unas doce líneas en las que expreso que puedo admirar la belleza) pero que en un diario de millones de ejemplares de tirada, con fotos esplendorosas de los iconos del deporte universal, relamiéndose de gusto por los trillones gastados en eventos sin un sentido más allá de la hemorragia de satisfacción para los bolsillos de los cuatro que viven cerca de donde se saca la fotografía no se haga un comentario negativo a la imagen me resulta como mínimo repugnante.

Y me ocurre porque es querer tapar la auténtica realidad, no la de los sueños e ilusiones, sino la del día a día, la realidad de un balón hecho con jirones de cualquier cosa, la del lugar lleno de basura e insalubre donde corretean chavales con un futuro tan negro como inexistente, la de la pocilga donde se ven obligados a vivir y de la que jamás saldrán salvo que el ojeador avispado de turno vea algo más allá de la inmundicia (dígase imágenes de billetes alrededor de un rostro cubierto por la sonrisa)
La fotografía tiene un significado para el que la expone, pero realmente significa dos cosas tan opuestas que no se pueden unir, por eso seguiré siendo un cabrón mal pensado pero por eso sigo honrando al ser más increíble que conocí nunca y que con noventa y cuatro años y a punto del adiós me dijo "Hijo, no hay nadie lo suficientemente bueno para que no te traicione y nadie lo suficientemente malo para que no haga alguna obra que merezca la pena". 

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