domingo, 8 de junio de 2014

Discos Melocotón... Para Siempre (Un Poco De Historia VIII)


En esto de la historia (en general, donde todo se incluye) la parte que corresponde a lo que debe ser está muchas veces alejado de lo que es y en eso como en todo la historia al final se escribe según quien la vive y sobre todo según sea el escribano que es quien pone la parte de imaginación que muchas veces no se necesita pero viene bien (no quiero pensar en la parte de esa imaginación escrita y derramada a la hora de escribir la Biblia, lo que fue, lo que realmente hubo que decir y lo que finalmente se dijo)

En lo que nos concierne a nosotros, la Música y esa etapa de Discos Melocotón o como es el caso sus almas en el seguimiento de la historia todo empieza en el amor que Eduardo y Pablo han dedicado a los sonidos a lo largo de los años en los que han estado vinculado a ellos y este pequeño homenaje que me permito para hacer llegar parte de lo que saben, han vivido y además me hacen el honor de poder trasladar a quienes lean estas líneas no es sino mi sincero agradecimiento por permitirme ser parte junto a quien quiera de esa historia que por ser de donde somos al final de alguna manera nos influye.

En el año del Señor de 1976, más concretamente el día 17 de Mayo sus satánicas majestades iban a realizar el primer concierto en suelo hispano y a pesar de llevar algunos meses enterrado en su mausoleo el que gobernara (según él en nombre de Dios y de todos los santos y con mucha retranca una "Democracia Orgánica"... a saber) los restos de cuarenta años de polvo y mugre mental aún cubrían el suelo de esta piel de toro, por lo que eventos como el comentado se antojaban tan complejos y difíciles que para muchos artistas debía parecerles un momento de levitación sin psicotrópicos todo lo que tenían que pasar para dejar su talento en los escenarios de este suelo patrio que ya no era tanta "Patria" pero que rezumaba azufre por demasiados lados.

Los documentos que van a acompañar nuestras palabras son de un valor incalculable, ofrecidos por mi querido Eduardo nos llevan a la época de las cavernas en pleno siglo XX y nos demuestran cómo y de qué manera el amor por la Música en estos lares era un ejercicio de fe, creencia en lo que uno amaba y sobre todo una muestra de que colocar un vinilo de según quién, acercarse a un evento en el cual los "tipos raros" emitían sonidos extraños ajenos a las marchas y los sones marciales no se veía aún con buenos ojos. Insisto en la fecha porque es de traca si se traslada a lo que hoy vemos como algo natural (esperemos que los oscuros presagios que ciertos descendientes de Satán nos ofrecen se queden en eso)






Los documentos (copias de los originales, por supuesto, adquiridos por Eduardo) estaban expedidos por el "Sindicato Nacional del espectáculo" (muy parecidos al sindicalismo actual como puede entenderse si se leen los libros de historia y que ejercían en la época de vigilante de lo que debía hacerse, escucharse, verse... con otro tinte diría yo) y tenían una duración de un día. La firma que se aprecia del tesorero da a entender que a la organización no les debió salir gratis (al tesorero sí) también firma el "Presidente Nacional" suponemos que del espectáculo o de las universalidades mayores del lugar y van sellados por el "Órgano Central".

Inmenso el detalle de a quién van expedidos y para qué, ya que se puede leer que son para (ojo al dato que no tiene desperdicio) los "Profesores Músicos" Jagger, Richards (que era nuevo en la banda porque Keita sustituyó al original guitarrista), Woods, Wyman, Watts y Dewar que por aquello de no quedar mal debían acercarse al país de nunca jamás a dar un concierto de sinfonía en Do Mayor con orquesta y banda de Música de los lanceros bengalíes del Prado aunque como el escribano debía estar puesto de aquella manera en su lugar de trabajo con un profundo desconocimiento de quienes eran, qué hacían y sobre todo a qué se dedicaban como "Profesores Músicos" el reparto de instrumentos se hizo como si le hubiera abducido un OVNI, de tal modo que el batería cambió las baquetas por la guitarra, el teclista a ver qué le tocaba, el guitarra va con órgano, el cantante además toca el piano que te cagas y las cuatro cuerdas se transforman en unos panderos impresionantes y se le asigna la batería.
En el haber de quien expidió estos documentos hacer ver que a Ron Wood le asignó la guitarra, más o menos al soltar los dados estos salieron con el doble uno y se llevó el premio.

Otra ocasión más y van... en la cual se demuestra que eso del retraso cultural de este país no es ninguna broma, por eso iluminados como Eduardo, Pablo y los que creían en esto tienen un mérito que raya lo surrealista por vivir y sacar adelante ese amor más allá de lo que pudiera haber, simplemente y nada menos por sentirlo y creer en ello hasta las últimas consecuencias.




Para todos los que creen que la Música es algo más, por mucho que nos lo nieguen.






2 comentarios:

  1. A eso se le llama vivir adelantados a su tiempo. ¡Unas figuras sin igual!
    Y como siempre, gracias por compartir.
    Besos.

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