sábado, 22 de febrero de 2014

De Vinilos y Otras Glorias CMXXXVI

Seguimos encontrándonos con malditos, esos que por su calidad merecieron mejor suerte y que sin embargo se quedaron a las puertas de todo.


The Remains (The Remains) 1965-1966


Magnífica recopilación de temas de este grupo del área de Boston que en dos años crearon un puñado de canciones tremendas encuadradas más o menos en lo que se denominaba Garage Rock con una fuerza y poderío realmente tremendos, aunque no se desvían mucho de la psicodelia y todo lo que ello conlleva a la hora de componer.
Cuarteto liderado por Barry Tashian, creador de la impronta del grupo, su peculiar estilo y la manera de crear la Música que hacían, un Rock elevado en voltaje para lo habitual de la época sin dejar de lado las melodías que cuando tomaban los surcos se hacían notar con preciosos momentos de ritmos y emociones de altísimo nivel.
Un puñado de canciones que conforman un doble disco de muy buen nivel, especialmente en lo referente a las composiciones de los temas perfectamente armados, dos años de grabaciones y temas que por desgracia no sirvieron para que el grupo fuera más allá, otro caso entre tantos, porque como vuelvo a repetir hoy en día serían sin duda discos de estar arriba en cualquier lista de los popes que saben tanto (aunque quizás en esas no estarían porque esos saben mucho y la calidad no cuela) 
La voz de Tashian derrama las estrofas sin esfuerzo cantando de manera deliciosa y las guitarras rompen el aire sin dejar cabos sueltos. Toque garajero auténtico cuando la armónica de William Henry Briggs desgarra los temas en los que se cuela sin avisar al contrario que ese piano que tiende a dulcificar un poco el empuje de las composiciones. 
A destacar la batería de Chip Damiani que además de marcar los ritmos más que enérgicos con los que el grupo se despacha se permite ir un poco más allá de lo que la época dejaba preveer con repliques furiosos y momentos de auténtico golpeo en las tripas. Bien secundado por las cuatro cuerdas de Vernon Miller Jr. que no se excede nada pero no se queda corto.
Al final es lo de siempre, un disco desconocido creado por un grupo que nunca fue más pero que demostró tener talento para mucho y siempre es una delicia toparse con este tipo de momentos en los cuales lo que no está ni ha sido se convierte en algo tan real como maravilloso y gratificante.
Si no tienes miedo ¡¡atrévete!! aquí no damos mucho pero al menos los pocos que estamos sabemos a qué atenernos y no nos asustan los nombres que nunca están en las listas.

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