miércoles, 29 de mayo de 2013

Cabestro (Con Perdón... A Los Cabestros)


Hoy he descubierto una nueva sabiduría en el ser humano. Una forma de aumentar su capacidad intelectual que no conocía. Y aunque se me haya pasado durante tanto tiempo (porque debe venir de antiguo visto lo visto) a pesar de ser un consciente y constante observador del hombre y sus devaneos mentales he de decir que no me sorprende en absoluto.
Hoy, como digo, he aprendido a saborear la magia de esa virtud oculta que hace que el hombre, ser racional como pocos, se convierta de motu propio y a conciencia (hablamos de la conciencia de nuevo pero es necesario dada las circunstancias) en un animal sin raciocinio, inteligencia y cualquier otro sucedáneo que haga diferenciarse de las bestias salvajes y viles o mejor aún de los seres que aún siendo vivos están en la base de lo considerado como algo vivo.
No me sorprende, cierto es, porque llevo defendiendo la Involución de la especie a la que pertenezco tanto tiempo que ya se debe haber involucionado varias veces, en ida y vuelta pero siempre hacia abajo, y claro por allí abajo ya no se vislumbra el pensamiento, la intuición, el sentido…
Unos cuantos de estos cabestros (y ruego encarecidamente me perdonen los pobres animales que no tienen culpa de que alguien les suplante) en un acto que les honra como lo que son, animales, han usado la verborrea, el insulto y la sin razón para llevar un poco más allá la supuesta razón que les asiste por ser así y en eso andamos, o ando porque siempre voy solo en este viaje, intentando usar la retranca para sacudirme la basura que se empeñan en escupir.
El porqué es lo de menos, el lugar no importa y la hora del día menos aún, lo que realmente debería tenerse en cuenta (y no es así la mayoría de las veces) es que los que pensamos que no debe ser ni permitirse seamos una abrumadora minoría en la selva de personajillos de opereta que imponen sus ¿ideas? a base del chillido, el golpe en la mesa y la verborrea barata porque no saben ni hablar. Creo en el silencio inteligente y la observación como aprendizaje, de eso deberían aprender precisamente estos infames de los animales a los que se empeñan en imitar, porque lo que es de coces, cornadas y mugidos van sobrados (amén de echar la mierda levantando el rabo, por supuesto)
Palabras vanas para arreglar lo que no tiene solución, pero al menos me quedo tranquilo con esa retranca que me hace esbozar una sonrisa y reconocerme fuera de ese “selecto club” al que no quiero ser invitado.

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