sábado, 20 de abril de 2013

El Viejo Roble

El Viejo Roble se empeñaba en mantenerse erguido, a pesar de los evites de la Madre Naturaleza sobre la corteza milenaria. Sus ramas llamaban al viento para componer con él una melodía más, quizás la última antes del despertar del sueño eterno, una quejumbrosa letanía con el susurro en sus hojas, jugando como antaño con el hermoso sentimiento de la Música.
El viento aceptó gustoso la invitación, de nuevo podría rodear con sus brazos el enorme y poderoso tronco desde el cual elevarse a la cumbre, esa copa que dibujaba a su gusto con la intensidad de su propia esencia, y desde allí comenzar las creaciones de sonidos imposibles, el aleteo de la madera carcomida por los sueños que aún gritaban sus ganas de contar historias.

Una vez más, quizás la última, quizás el principio de un nuevo viaje, quizás las últimas notas esparcidas al cielo antes de...

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