viernes, 22 de febrero de 2013

Amusia



Según medios más o menos especializados, la amusia es el término con el que se denomina a un número de trastornos que inhabilitan para reconocer tonos o ritmos musicales o de reproducirlos.
En concreto la llamada amusia pura es la inhabilidad para identificar o producir secuencias melódicas conocidas pero no sonidos del habla o el ambiente. Según parece, la amusia puede ser congénita o adquirida.
Es una de esas enfermedades de las que posiblemente no hayamos nunca oído hablar, que desconocíamos que pudieran existir. Hace no mucho vi en televisión un reportaje que hablaba de ésta, entre otras enfermedades desconocidas.
Para ilustrar el hecho habían tomado el ejemplo de una persona que amaba la Música, que había estudiado en el conservatorio y había hecho de los sonidos su vida y forma de ganarse el pan, de hecho era profesor de Música. Pero esta persona desarrolló esta enfermedad y era tal la tristeza que reflejaba su rostro cuando se ponía al piano que no soy capaz de describir la escena. Era capaz de transmitir a las teclas las notas del pentagrama pero sin alma, lo que provocaba varias cosas, primero que el tema musical fuera algo plano, sin emoción; segundo, que el hombre que se encontraba al piano no podía sentir ni disfrutar lo que estaba interpretando, lo que le provocaba un vacío que se podía ver en su cara.
Se puede sufrir de muchas maneras pero yo ese día vi el sufrimiento de un alma reflejado en la cara de una persona que gozaba de una salud física envidiable. Un contraste brutal.
Desde ese día, cuando escucho Música, pienso en ese hombre vagando por la casa, paseándose junto al piano que ocupa el centro de su salón y me pregunto qué pasará por su mente.

Amo la Música, no sé qué podría ser mi vida sin ella, de hecho no tendría vida sin esos sonidos salidos del alma de los creadores, incluso los sonidos rítmicos que las propias entrañas sacan cuando piensas, eso que percibes al pasear, al sentir la brisa o la lluvia acariciarte el rostro, resbalar por tu piel y dejar el rastro de la suave melodía de la propia vida.
No podría entender mi existencia sin Música, no puedo imaginar algo que no sea el sonido de una caricia, un beso o una mirada, ese sonido que desprende la sonrisa de alguien cuando la detectas llegando hacia ti, porque la Música es eso, es más que el pentagrama o lo que los genios escriben uniendo entre sí las notas al producirse magia, la Música cuando es la esencia de lo que respiras, lo que hablas o intentas comunicar si la llevas pegada a la piel, parte de tu alma y el olor de lo que te rodea, la Música es la vida cuando uno quiere sentirlo, emocionarse o hacer de cada instante un pedazo de tela que te cubre más allá de la propia desnudez, la Música es... 
Esa sensación muerta es la muerte en sí misma, esa caricia al piano sin sentirla es el fin de la melodía, la sordera en el mundo de los sonidos, el frío en pleno desierto, la mano que nunca llega a tocarte a pesar de buscar tu asidero.
No sé de nada, o sé tanto que lo he olvidado, sólo sé lo que siento si esos sones me abrazan, donde puedo llegar con mi pensamiento siguiendo el ritmo de mi corazón al emocionarse sintiéndola, sólo sé que la muerte me abrazó y no me llevó porque ella estaba allí, dándome una vez más la bienvenida a la vida, por eso sé lo que sentía ese hombre que la ama y no la expresa, yo no puedo tocar una melodía, no soy músico, me he negado siempre aprender para no mancillar a quienes dan esa magia, esa seda que nos viste, pero puedo llorar, reír, saltar o buscar el siguiente paso en mi vida cuando la tengo, puedo levantarme, reírme de mí mismo y saber que el ritmo me hace ser simplemente yo.

Cada sentimiento es una nota, las emociones melodías que se cantan en silencio o ante un pabellón repleto, las lágrimas pedazos del pentagrama dispuesto a soñar, y la vida sigue un ritmo que se impone cuando la Música llena el espacio.
No podría vivir sin ella, no quiero hacerlo sin ella, y ese hombre al piano me decía que la muerte en vida tiene otras formas cuando no se llega a sentir...

2 comentarios:

  1. Cada uno vive su enfermedad como la peor porque es la que sufre.
    Está claro que no se pueden comparar los distitos padecimientos, pero no puedo o no quiero imaginar a ese hombre vagando por su salón y pasando la mano sobre las teclas del piano sin poder sentir nada.
    Vacío. Tristeza.

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