miércoles, 19 de septiembre de 2012

De Vinilos y Otras Glorias DXLIV

Seguimos para que uno no se quede con lo extravagante y excepcional invitando a este nuestro "Paseo Por Los Sueños" a los genios de un período que por ciertas convicciones anteriores pasaban de largo sin dejarnos su impronta.


Kevin Ayers (Joy Of A Toy) 1969


Hay gente que nace dotada para hacer ciertas cosas, y además tienen la suerte de saber qué y lo hacen. En el caso que nos ocupa, hablamos de uno de esos genios que llevan la Música en las venas, uno de esos a los cuales los sonidos les resbalan por la piel cuando les surge de las entrañas, un tipo que sabe de esto lo que quiere y además ha hecho lo que le ha dado la gana, que no todos pueden según y cómo.
Kevin Ayers es un genio, a lo largo de su trayectoria como músico lo ha demostrado, y en los proyectos en los cuales ha participado ha dejado su huella indeleble.
La maravillosa escuela de Canterbury no hubiera sido lo mismo sin la aportación de este visionario excéntrico y original, que cuando quiso dijo basta a pesar de haber podido llegar donde hubiera querido, pero en lo que interesa, su Música y lo creado, durante más de un lustro su creatividad provocó joyas del período Progresivo imprescindibles.
Este "Joy Of Toy" es una animalada salida de la mente de un ser especial, alejado ya de la nave Soft Machine y dirigiéndose hacia sus propias convicciones, con esa vena romántica, pop y bohemia que le hacía ser la parte más alejada del planteamiento anterior.
Una joya de la Música que combina maravillosamente ese gusto melódico con divagaciones "free", con esa voz cálida, romántica, utilizada para esos temas que se mueven en las inspiraciones pop con un tratamiento claramente Prog. sin dejar esa base canterburiana que es la seña de identidad del músico.
La primera obra de Ayers se convierte en un ejemplo vivo de su excentricidad a través de los sonidos, con menos complejidad en cuanto a lo intrincado de los mismos que hasta ahora aportaba lo realizado, una Música de autor excelsa, inteligente y vibrante. 
Temas alegres, irreverentes, geniales a pesar de todo, un paseo por los sueños de un visionario profundamente romántico; baladas pop con orquesta en esa delicia llamada "Town Feeling", un guiño (salvando las distancias de estilo y mente) a un creador como Dylan en la irresistible "All This Crazy Gift Of Time", esa vena romántica llevada al extremo en las declaraciones de amor que son "Girl On A Swing", Eleanor's Cake" o "Lady Rachel". También hay tiempo para los viejos momentos, como ese toque a lo Soft Machine de "Song For Insane Times", acompañado por sus antiguos compañeros. Hay otro guiño a su infancia en Malasia con esa letanía experimental cantada en malese "Oleh Oleh Bandu Bandong", todo un repertorio para un disco diferente, envolvente, único y especial.
Como no puede ser de otra manera, los instrumentos a cargo de Ayers salvo algunas notas como la batería a cargo de otro crack, el gran Robert Wyatt.
Un disco excepcional, para perderse, divagar con uno mismo y disfrutar del talento de un músico muy especial, de los que hay que saborear para pensar que no todo es... lo que parece.

Side One:  Joy of a Toy continued;  Town feeling;  The Clarietta rag;  Girl on a swing;  Song For Insane Times
Side Two:  Stop this train;  Eleanor's Cake;  The Lady Rachel;  Oleh Oleh Bandu Bandong;  All This Crazy Gift Of Time




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