martes, 31 de julio de 2012

1000

Queridos, Queridas, Enanos, Enanas, Pipiolos y demás fauna que habéis tenido el coraje de seguir y emocionaros con este espacio, esta es la entrada número 1.000 (o M, que para eso soy de donde soy) de "Paseando Por Los Sueños" y de todo corazón, desde el alma de un amante de la Música, sus sonidos y las experiencias que nos llevan a través de ella, quiero daros las Gracias por haber conseguido que este sueño (otro más) se haga realidad.
Si dura o perdura, que no lo sé, al menos que siga siendo algo para vivirlo, sentirlo y emocionarse con ello. 

T For Texas


Robert


De Vinilos y Otras Glorias CDXCII

Seguimos para que no se nos olvide y así dejar claro lo que significa para el que suscribe este monstruo de la Música con mayúsculas.


Robert Wyatt (Rock Bottom) 1974


Nos encontramos ante otra joya, para muchos el mejor disco creado por este genio que se encontraba en un momento crucial de su existencia, postrado en una silla de ruedas tras un tremendo accidente que a punto estuvo de costarle la vida pero que nos privó del Wyatt batería, no del genio, ya que en estas circunstancias concentró todo su talento como músico en el piano y la voz.
Ese instante, ese momento de desgracia convierte su creatividad en un disco simplemente mágico, uno de las más increíbles sensaciones del período, testimonio de un espíritu que deseaba y necesitaba seguir hacia adelante pero inevitablemente con la melancolía y la tristeza de lo ocurrido.
Palabras y Música se mezclan en un disco que es pura sensibilidad, una profundidad en su estado de ánimo realmente difícil de adivinar, y de pronto la voz se destaca prolongando al genio, marcando la diferencia con lo hecho hasta ese instante, con una fuerza inusitada, expresiva, incierta, emocionante, una voz que parece llegar de los confines del universo, llegar para irse a lo más alto y atravesarte sin problemas.
Canciones como "Sea Long", maravillosa sensación; un recuerdo descarado a todo el entorno de Canterbury, donde nacieron demasiadas cosas en "A Last Straw"; canción dedicada a su mujer, "Alifib"; las dos partes de "Little Red Ridding Hood Hit The Road" son temas aparentemente fáciles, como creados a medias, pero nada es lo que puede ser con este genio, y se convierten en temas con un impacto emotivo brutal, salvaje. 
"Alife" cierra este disco que atraviesa las entrañas desde su primera nota hasta el cierre, una verdadera recreación de las emociones, el alma, la manera de expresar en Música y letra lo que uno debe echar hacia fuera.
Reunidos junto a él un grupo de músicos que de nuevo tienen en común su amistad con Wyatt, un tremendo elenco que consiguen recrear ese mundo interior y transformarlo en algo permanente, eterno.
Robert Wyatt a la voz, piano, teclados, guitarra.
Richard Sinclair al bajo
Laurie Allan en la batería
Hugh Hopper al bajo y guitarra
Ivor Cutler, en la voz
Mongezi Feza trompeta
Mike Oldfield en la guitarra
Fred Frith viola
Gary Windo en el clarinete
"Rock Bottom" es un disco para soñar, emocionarse, vivirlo y disfrutarlo desde dentro, viajar a tu propio mundo, escapar de todo lo mundano y dejarse envolver por la magia y la seda de una grabación excepcional, maravillosa, sublime.

De Vinilos y Otras Glorias CDXCI

Un músico excepcional, genio y guía de mucho de lo que se hizo durante un período de tiempo brillante, una maravillosa sensación que por fin llega a nuestro "Paseo..."


Robert Wyatt (The End Of An Ear) 1970


Uno de los mayores talentos del Progresivo en estado puro, un mito entre los seguidores de esa corriente (entre los cuales me encuentro porque simplemente me hace sentir...) y uno de los músicos más influyentes entre las ideas que como concepto de Música libre y mental llevaron una década de gloria y magia a todos los rincones del universo.
"The End Of An Ear" se creó en un período de abandono del mito Soft Machine cuando decidió que su carrera en solitario debía tomar cuerpo, y en plena vena de inspiración superlativa Wyatt creó un disco absolutamente descomunal, una joya para el libre pensamiento que reúne una mezcla perfecta entre el free jazz y la experimentación pura y dura.
Un esquema libre, abierto, creado en la escala indiana, percusiones diversas manejadas con la maestría de uno de los más grandes baterías que ha dado el Rock, una liberalización de la Música que hacía y que le dirige hacia otro momento en su estilo, un Progresivo underground absolutamente experimental.
Con un grupo de amigos músicos, que se lanzan sin límites a poner en pie las ideas del genio, Wyatt se deja ir por la libertad creativa más absoluta, nada condescendiente, agresivo en el intento de profundizar en lo más hondo del Rock, revolucionando la manera de crear con una  anarquía compositiva, expresiva e interpretativa realmente maravillosas.
Temas dedicados a viejos amigos, todos ellos geniales músicos, como Daevid Allen o los miembros de Caravan, ("To Caravan And Brother Jim", "To The Old World", To Carla, Marsha And Caroline", "To Oz Alien Daevyd And Gilly", To Saintly Bridget", "To Mark Everywhere") largas suites donde la intensidad y el espacio libre se ensalzan hasta el límite, "Las Vagas Tango Part. 1 (repeat) 8'13'', "To Nick Everyone" 9'15'', Las Vagas Tango Part. 1 11'07''.
Un disco, una joya de la Música para soñar, dejarse ir, lograr que esa sensación de libertad que emana de cada surco te agarre y sentirte a la vez libre, emocionalmente ajeno a cualquier cosa que no sea este discazo que demuestra lo que se podía hacer y lo que se debería haber hecho más, aunque como siempre, para gusto los colores.
Si te gusta el Prog. de más alto nivel, este disco es uno de esos momentos donde todo se conjunta para llegar a las estrellas.
Junto a Robert Wyatt que se encarga de la batería, el piano y el órgano dan forma a esta barbaridad Neville Whitehead en el bajo, Mark Charing con el cornet, Elton Dean al saxo, Mark Budge al piano, Richard Sinclair en los teclados.


De Vinilos y Otras Glorias CDXC

Nos encanta ser de una manera para dejarnos embaucar por los sonidos, por eso intentamos no tener límites en lo que se nos ofrece, como esta pequeña delicia que se desliza por nuestros sueños.


Ibliss (Supernova) 1972


Cuando se habla de Música más que radical creada en Centro Europa allá por esos años en los que todo podía hacerse porque la libertad creativa existía de verdad, no se puede dejar pasar las sensaciones emanadas de grupos o solistas que aparecieron en Alemania para insuflar de ideas y espíritu el mundo de los sonidos. 
Bien es cierto que la guía de casi todas las cosas eran los aires que daban pie a realizar lo que fuera viniendo de las Islas, pero los músicos alemanes y los que tomaban este país como centro de sus actividades tenían un sello especial que les hacía únicos, y aunque la corriente del Krautrock abarca mucho y extenso, es cierto que todos marcaban a fuego su forma de entender la Música.
Dentro de esta corriente, y más concretamente en los límites de lo extremo, ideas políticas por medio, se encuentra Ibliss, un grupo de músicos excepcionales que nos presentan una obra para viajar en ese concepto de Música libre, absolutamente mental, con sonidos que haces tuyos o desechas por igual porque son tus emociones las que te llevan cuando los escuchas.
Un Rock espacial que linda por los espacios del Jazzy, vientos en los saxos y flautas absolutamente demoledores sin margen para la estructura de los temas, que aunque creados con una base solvente son casi la excusa para manejarnos por ese universo donde todo es posible, idas y venidas, guitarras distorsionadas o llenas de furia, bases rítmicas tremendas y voces al servicio de la nada más absoluta.
Se trata de un disco para saborear o intentarlo de nuevo si se tienen fuerzas, cuatro largas suites que no son sino el reflejo de lo que el grupo propone, con una primera cara que nos deja "Margah" (6'03'') y "Drops" (14'40'') una descomunal pieza donde los instrumentos se relevan sin pausa, algo tremendo.
Claro que la cara B no deja de ofrecer esa misma idea, con la maravillosa "High Life" (13'20'') de orgía sensorial y para terminar aires de otros mundos con la preciosa "Athir" (9'03'')
Es lo que hay y lo que se debe tomar, si no gusta o parece que se pierde, es una lástima, pero no llegará nunca, si engancha, los sonidos te llevan hasta donde quieren, y es una gozada poder viajar de esta manera.
Iblis son: Rainer Buechel, saxo y flautas
Wolfgang Buellmeyer, guitarra y percusión
Norbert Buellmeyer, bajo y percusión
Andreas Homann, batería y percusión
Basil Hammoudi, percusión, flauta y voz

domingo, 29 de julio de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXIX

Un disco muy especial, de una banda efímera (ya nos va sonando esto) que me ha dado momentos maravillosos en más de una tarde solitaria.


Area Code 615 (Area Code 615) 1969



Un maravilloso y exclusivo disco de Country Rock de un nivel excepcional, grabado por un grupo que surgió de una manera realmente peculiar, de las sesiones de grabación que varios artistas, Bob Dylan entre ellos, hicieron en el área de Nashville, de donde eran originarios o tocaban como músicos de sesión bastante reputados.
Dichas sesiones gustaron tanto que se creó la idea de formar un grupo entre ellos, y de esa idea (muy buena a todas luces) nació esta banda que duró dos discos.
Este que traemos a "Paseando Por Los Sueños" es su álbum de debut, un maravilloso recorrido en clave de Country Rock por piezas esenciales de la Música, algunas creadas para la ocasión y otras temas eternos que son versioneados de una manera magistral por estos talentos de la Música popular americana.
Se trata de una grabación sin pretensiones, como si se hubieran reunido para hacer el disco de cualquier otro intérprete pero en este caso poniendo el tiempo y su esfuerzo al servicio de ellos mismos, y de ahí salió un trabajo que realmente sorprende por la sencillez y calidad de sus piezas, todas ellas trabajadas con gusto y sobre todo interpretadas de manera sublime.
Como no puede ser de otra manera en este estilo tan particular, la profusión de sonidos camperos junto a esas eléctricas que casi se meten a hurtadillas es primordial, violines, banjos, steel, armónicas, pedal steel... y junto a ellos la perfecta unión con los instrumentos clásicos del Rock, todo en perfecta armonía en una época en la cual este sonido se estaba descubriendo.
Diez músicos que aportan su talento a este disco singular, comenzando por Mac Gayden a las guitarras, Charlie McCoy armónica, Bobby Thompson banjo y guitarra, Wayne Moss guitarra y bajo, Buddy Spicher violín, viola y cello, David Briggs en los teclados, Ken Lauber más teclados, Norbert Putnam bajo y cello, Kenny Buttrey batería, Weldon Myrick pedal steel.
Once canciones que van desde auténticas cabalgadas country a revisiones de temas de toda la vida, tres de ellos de The Beatles, uno de Bob Dylan, pasados por el prisma de la Música de campo con un toque excepcional y con muchísima clase.
Al que suscribe le fascina, musicalidad, interpretaciones y genialidades instrumentales todo a una en un disco que nunca está de más, para cualquier ocasión buscando escuchar buena Música realizada por tipos demasiado buenos para tener suerte.

Side One:  Southern comfort;  I've been loving you too long;  Hey, Jude;  Nashville 9-N.Y. 1;  Lady Madonna
Side Two;  Ruby;  Crazy Arms - Get Back;  Why ask why;  Lil' Maggie;  Classical Gas;  Just like a woman

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXVIII

Una curiosidad, maravillosa por otra parte, pero curiosidad a fin de cuentas, un grupo descubierto para ser delicioso, o al menos a mí me lo parece.


The Sun Of Greece (The Sun Of Greece) 1974-1975


Con aires y sabores mediterráneos por su origen nos llega este grupo griego, "The Sun Of Greece", una maravillosa sensación y un sorprendente hallazgo allá por...
Formado por expatriados griegos afincados en Alemania, el grupo se desliza sin tapujos por un Hard Psycho Progresivo con un nivel de calidad altísimo, instrumentalmente tremendo y compositivamente más que bueno.
Cantado en griego, lo cual confiere un carácter especial y único a sus temas, la voz toma una importancia capital, porque el lenguaje juega, en la dureza de sus palabras, con esa Música que le sigue y que resulta de un contundente que abruma.
Tremendos riff con ritmos de puro Hard, la machacona base con ese bajo que te aplasta y la batería golpeando contínuamente y el órgano que sigue la marcha desde atrás para irse metiendo poco a poco en las distintas composiciones en las que participa siempre de menos a más.
Cuatro músicos sin nada que perder, el disco es una recopilación de temas de los años 74 (cuatro de ellos) y 75 (los cinco restantes) con una compleja producción y difícil distribución, de hecho es un milagro tener sus temas en este vinilo que además de por la Música por esa misma dificultad en su existencia resulta muy gratificante.
Los cuatro valientes que fueron a por todas son Stefanos Psomas en esa guitarra salvaje y casi desgarradora, además de los coros, Mihalis Psomas como voz solista, tremenda su manera de cantar, casi amenazante, echándose encima del micro y además encargándose del bajo. Panagiotis Moutsakis a la batería y Hans con el órgano, haciéndose hueco entre las seis cuerdas y esa base atronadora.
Mucho fuzz guitar, bajo grave y oscuro, solos endemoniados y riff rompedores, la garganta al límite y el órgano dando calma en la tormenta, todo un compendio de esa Música maravillosa transformada por músicos que se creían lo que hacían.
Nueve temas que dan una visión bastante fiable de lo que hacía el grupo, tremendas cabalgadas, pesados temas que caen como losas, alguna balada que sirve para el lucimiento y el momento de la voz más suave y el órgano casi de iglesia, es en esos momentos donde las composiciones se sienten más cuidadas, acústicas suaves y susurrantes...
Sabían qué hacían y de donde habían aprendido, pero como en tantos casos, nada se les puso a mano, de modo que no hay más que lo que realmente se ha podido reunir en este álbum que es un verdadero documento de cómo se hace Música maravillosa y con calidad en cualquier rincón del universo, porque ya lo hemos dicho demasiadas veces, las fronteras las imponen, los sonidos son libres y eternos.
"The Sun Of Greece", un disco para saborear algo distinto hecho con las entrañas, porque cada nota que sale de los surcos dada la dificultad de lo que fue, merece la pena, por su calidad y sus sonidos.


De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXVII

Volvemos, en esos cambios locos que mi cerebro me permite y obliga al mismo tiempo, al Bel Paese para traer un grupo de los muchos que siendo, nunca llegaron a serlo.


Flea (Topi O Uomini) 1972


La historia se repite, un grupo que dejó esta obra como legado, un soberbio álbum de Prog. Italiano maravilloso y que desaparecieron tras él, como si la tierra se los tragase.
Realmente se trataba del segundo disco del cuarteto siciliano, pero el único con el nombre de Flea, cantado en italiano y con la construcción típica del Prog. y es que este disco es una demostración en estado puro de Música progresiva, por la concepción de los temas, su interpretación y la manera de plantear toda la obra.
Por lo pronto el atrevimiento de crear un álbum con cuatro suites, todos temas que desarrollan Música compleja y contundente, con los instrumentistas sin dar tregua durante toda la grabación.
La cara A es fascinante, un único tema de 20'23'', el que da título al disco, "Topi O Uomini", una obra excepcionalmente llevada con todos los ingredientes del estilo, cambios constantes, instantes de cabalgadas, paradas contundentes, golpes al estómago, una sección rítmica que no para, como si estuviesen en un duelo continuo, la guitarra con riff furiosos y solos pausados, esos teclados que arrasan arañándolo todo a su paso y la voz (quizás lo más discutible) que va desgranando estrofas a ritmo de espacios abiertos, porque parecen varios temas en uno, una pieza conceptual bellísima.
La cara B nos regala tres temas, la contra rítmica "Amazzone A Piedi" una carrera contra la propia Música que sigue la voz y esa batería absolutamente desmadrada. "Sono Un Pesce" y sus 6'26'' nos deleitan con unas acústicas que te acarician mientras la voz recita casi una nana, entradas y salidas de la banda, piano dulce y de nuevo la magia Prog. en el espacio, un tema para los teclados y sus ambientes. Termina el disco con "L' Angelo Timido" casi un homenaje al lado salvaje de los primarios King Crimson, la guitarra furibunda y de nuevo la sección rítmica pateándote el culo... ¡¡bestial y descarnado!!
Los paridores de esta obra sabían lo que se traían entre manos, Elio Valpini al bajo y saxo además de coros; Agostino Marangolo en la batería. Antonio Marangolo como voz solista, armónica, pianoforte y Carlo Pennisi en la guitarra, mandolina y coros.
"Topi O Uomini" es un álbum sorprendente, instrumentalmente una maravilla de creatividad y las vísceras del Prog. emergen por los cuatro costados; a mí me resulta gratificante, estimulante y maravillosamente escuchable, con ese pero de la garganta, que me hace rechinar un poco, pero en lo demás... fantasía pura.



De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXVI

Aunque técnicamente no sea la primera vez que nos visita, tal cual concibió su aventura musical sí, de modo que otro estreno en este "Paseo..." con un grande que lo fue y ahora es casi leyenda.


Santana (Santana) 1969


Sin ser su álbum más aclamado, dentro de esa maravillosa trilogía con la que deleitó al mundo de la Música este primer trabajo de Santana me parece una joya porque hizo conocer a un artista muy especial.
La unión del Rock furibundo a veces con la que se desenvolvía, junto a ese toque latino tan especial y que de manera eléctrica apenas se conocía, unido a un talento excepcional a la hora de tocar la guitarra de esa manera tan característica, hacían de la Música de Santana una maravillosa sensación no conocida hasta la fecha, y en este álbum además sienta las bases de su estilo de manera pura y dura, con una banda tremenda que hacía que su Música traspasara los límites.
Desgarrado, furibundo y salvaje, retenido a veces dentro de esos sonidos en clave latina que le hacían subir los grados de sus solos, Santana era en sus comienzos un auténtico killer de las seis cuerdas, con el calor y la sensación de los aires del Caribe y con 22 años se marcó este legado que perdura.
En mi opinión, la mejor banda que ha tenido nunca, la que consiguió hacerle famoso en los festivales y giras por donde pasaban, con la especial manera de entender la Música, comenzando por Mike Carrabello, fundamental en las percusiones, congas, dotando a los sonidos de ese aire tan especial junto al gran José Chepito Areas, otro percusionista excelso, entre los dos una auténtica máquina de sonidos calientes y salvajes.
El teclado de Gregg Rolie, con ese "Hammond" aullando y el piano envolviendo, al margen de la voz cálida y dulce cuando ataca las estrofas.
La sección rítmica una auténtica barbaridad, Dave Brown al bajo y uno de mis favoritos, el gran Mike Shrieve en la batería, un portento y un músico excepcional.
La guitarra de Santana se manejaba por encima de esta base maravillosa, con su voz desgarrada en ocasiones, esos solos excepcionales y limpios con los que sientes cada nota, cada sentimiento.
El disco es una maravilla, nueve temas que forman una obra compacta, pura fantasía Rock en clave de Música latina, momentos tremendos que aún hoy son parte de la historia de Santana, como la brutal "Jingo", donde las percusiones llevan al límite, algo soberbio, o la preciosa "Soul Sacrifice", otro clásico que te hace mecer.
Ese comienzo arrasador con "Waiting" para dejar claro de qué iban, o el éxito que fue "Evil Ways", puro ritmo.
Un disco excepcional, puro, sin aditivos, para entender al mejor Santana, dentro de esos comienzos mágicos de un artista y un grupo maravilloso, una obra para degustar y trasladarnos a una época donde creó algo que hoy en día tiene demasiado sucedáneo, aunque nadie podrá igualar ese sonido de la guitarra cuando te desgarra por dentro.

Cara A:  Waiting;  Evil ways;  Shades of time;  Savor; Jingo
Cara B:  Persuasion;  Treat;  You just don't care;  Soul sacrifice

sábado, 28 de julio de 2012

Aros (O Cinco Agujeros Negros, Según Se Mire)


Es fácil, los que no me soportan dicen aquello de "es un radical..." y se acabó, y los que me conocen y hacen el esfuerzo de soportarme dicen aquello de "eres demasiado crítico" y se acabó, de modo que partiendo de esa base, se acabó.
Partiendo de otra base, que nunca sé cual es, me deleité viendo la nueva ceremonia de los trigésimos juegos olímpicos de la era moderna (espero que se diga así, por aquello de los puristas) otra más en mi vida, que ya ha pasado muchas ceremonias, muchos juegos olímpicos y muchas olimpiadas (período de cuatro años desde la ceremonia de clausura de los juegos hasta el comienzo de otros, y espero que se diga así por aquello de los puristas)

La verdad es que se partía sobre seguro en varios aspectos, por aquello de ser en las Islas, como que la banda sonora iba a ser de traca, y a fe que lo fue, por eso son los creadores de casi todos los sonidos que han sido algo en la historia de la humanidad moderna, por eso han dado al universo genios que nos han llenado de gloria y clase con sus creaciones, por eso...
También sería de traca la unión de hipocresía y valores humanos, siendo como son los mayores esclavistas de la historia y los dadores de eventos sociales que han marcado diversos siglos de avances, por eso tal y como está el patio la visión de personajillos en las gradas del estadio olímpico, ajenos todos ellos a esos valores, negreros y explotadores de los actuales ciudadanos que poblamos el mundo era de un vomitivo que espantaba, pero según dicen algunos (esos a los que les están dando por el culo y encima piden una polla en la boca porque "algo habrá que hacer...") tiene que ser así.
Como espectáculo, de traca, el tipo al que le encargaron el tema de la presentación nos deleitó con un recorrido por la historia de Britania que ríete tú de la mayor producción de Hollywood, algo espectacular, manejo de masas, escenarios que iban y venían, Música, efectos, artilugios... una verdadera pasada, y momentos que recordaban la situación mundial actual, esa parte de la explotación del obrero, de la muerte en las fábricas, la falta de derechos, vamos que ni sacado de un viernes de consejo de ministros, tío, como la vida misma vaya. Simplemente mágico, y no estoy vacilando, es que era así.
Lo vacilón no era lo que yo veía, era que todo parecía un cachondeo para decirnos claramente de qué vamos (de culo, cuesta abajo y sin frenos) aderezado todo ello con los comentarios casi de obra de los hermanos Marx de las presentadoras que se empeñaban en hacer apología feminista una vez sí y otra también, que si los derechos de la mujer, que si la igualdad, que si... ¡¡¡que sí, moninas, que sí!!! que si en el 2012 tenemos que recordar que todo está bien mal asunto, porque debería estar bien hace dos siglos, pero claro, lo mismo el mensaje de la igualdad iba con doble sentido, quizás nos querían decir que hoy en día las mujeres y los hombres están en paro en igualdad de condiciones, los putean en igualdad de condiciones, se joden y bailan en igualdad de condiciones... pues si era por eso el mensaje estaba claro.

Tan claro como el discurso del presidente del COI, un tipo que está de problemas sociales hasta el culo y que se vanagloriaba de que todas las delegaciones representadas tenía al menos una mujer, y que él mismo había convencido a algunos para que las llevaran; de puta coña, porque si les tienes que convencer, jodido está el tema, pero si ves la cara del mandamás de Arabia Saudí sudándole la polla el paso de su abanderada tirado en su asiento con una cara de baboso que no veas riéndose pues... me gustaría que el tipo del COI preguntara por las mujeres muertas por violencia doméstica, violadas, maltratadas, usadas como esclavas sexuales, vejadas a diario en oficinas, casas, prostíbulos y que no pueden hacer deporte en el año 2012, aunque hemos avanzado un poquito, eso es cierto, seguramente su mujer, hija, sobrina, nieta o lo que sea en femenino no tienen esos problemas ¡¡¡Mierda Puta, Joder!!!
A lo que iba, la ceremonia tremenda, Britis total, genial, con puntos tremendos y espectaculares dosis de humor británico, que es lo que más me gustó, Mr. Bean riéndose de sí mismo, del mundo, de su puta madre y de "Carros de Fuego" parodiando el deporte, el cine, la genialidad y lo que viniera, con clase, talento y sin decir ni una palabra, que para eso ya están los de los palcos y las gradas, sonrisas "profidén" y sueldos vitalicios (el 95% al menos)

Cine, literatura, derechos sociales, teatro, nuevas tecnologías, jóvenes y los que vamos a cagarla... todos en un escenario vivo, tremendamente activo, miles de figurantes, efectos, Música, mucha Música, que para eso son las Islas, que para eso tienen lo que quieren y algo más, y así todos contentos, especialmente los de la grada (ya lo sé, lo he pillado con ellos, pero es que era para verlos, y la nuestra queriendo volar en lugar de saludar de manera natural, pues muy mono tú)
James Bond al servicio de su majestad (ya le gustaría a la majestad) un toque más britis aún, con humor real incluido y en la parte lacrimógena de los logros sociales (esos que ahora significan una mierda y que venía a ser como la risa con mayúscula o el aviso del director de la obra por lo que es) un Mike Oldfield espectacular tocando con esa facilidad insultante que algunos tienen y que jode a los que no la tienen (aquí hoy en día todo jode, sea por una cosa o por otra, será por aquello de ¡¡¡sexo al poder!!!)

La parte de los atletas, que para eso son unos juegos olímpicos y debe ser algo básico, muy lograda, el toque en la fibra de varios grandes hablando o participando, lo más de lo más en la ceremonia (y esto sin coña) la entrada de la bandera olímpica, que antaño significaba demasiado y hoy sirve para tapar agujeros y para mirar en otra dirección durante 17 días, portada por ocho seres humanos excepcionales, todos ellos, hombres y mujeres (sí, joder, sí, hombres y mujeres, sin mierdas de igualdades y leches) que están vaciados en compromisos sociales, amenazados de muerte varios, quemados por la vida otros, jodidos por lo que ven algunos, tremendos personajes todos ellos que merecen las quinientas medallas que se van a dar aunque no corran, ni salten, ni naden, ni cabalguen, ni lancen, ni pedaleen, ni tiren. Ocho seres excepcionales que pararon en un lugar donde otro ser brutal, maravilloso y atleta único que ahora espera morir lentamente por esos caprichos de la Madre Naturaleza tocó la bandera y simuló en un acto simbólico que la cedía para ser izada.

Los mil millones de minutos de rigor para que desfilaran los auténticos protagonistas, con las payasadas de los de la grada según colores, lugares de procedencia o ritos habituales (el de Arabia Saudí no, ese estaba a otra cosa) los juramentos de la representante de los atletas (que luego darán positivo y gritarán al cielo por su inocencia) de los jueces (que se pasarán por el forro el fair play y pitarán o puntuarán según la bandera) y de los entrenadores (que darán a esnifar hasta la hierba para el récord de turno) y tras todo lo que no está escrito Sir Paul MacCartney dio el toque clásico y de leyenda afortunadamente completo, porque en esta ocasión el alcalde de Londres, el utillero, la banda de armeros de la reina y los remeros del Támesis no le cortaron el micro a pesar de las horas de madrugada del evento, debe ser que un concierto de Rock donde un tipo llamado Bruce se está vaciando para dar 3 horas de Música es una mierda comparado con los que estaban en la grada adormecidos y esperando lo que venía después. De modo que el histórico músico pudo hacer lo que mejor sabe, recrear la Música sin interferencias.

La pasada de espectáculo puro y con clase el encendido del pebetero, donde nunca había estado, por siete chicos que habían sido nominados por siete monstruos sagrados del deporte en un cambio generacional simbólico. Fue simplemente increíble, ver nacer el fuego de la tierra hacia el cielo... brutal (y ahora mi toque, si llegamos a cotas tan altas en lo creativo, ¡¡a qué leches viene ser unos hijos de puta sin escrúpulos como norma!!) un espectáculo precioso, bellísimo.
Muy bien, muy bonito, muy britis, muy de juegos olímpicos, muy... y estamos que lo tiramos, para mamarla todos y todas (en igualdad, que no se diga) recortes, mierdas, putadas e hijos de puta que se las llevan cruda, muy bien, muy bonito, muchas medallas y si sacamos alguna los genes de este país funcionan ¡¡¡demencial!!!

Pues nada, como viven de eso, que los atletas lo disfruten, que lo vivan y que sean felices, el que suscribe, antaño enamorado de todos los valores del olimpismo, los juegos, las proezas atléticas y las gestas humanas, ahora echa cuentas a ver si en el próximo recorte me toca, y así es difícil cuando los de la grada se la van a llevar cruda, se van a ir a Marivent a gozarla o de putas (mujeres en igualdad de condiciones) pagadas por la organización que dirige esa momia que no se creía ni de coña el discurso que estaba dando.

Master Of Disaster (Acoustic)


Master Of Disaster


viernes, 27 de julio de 2012


A Veces...


A veces me resulta complicado saber dónde estás, porque ocupas todo mi mundo, y te veo en cualquier rincón. Tu presencia no va ligada a ningún nombre de ciudad, eso no me dice nada, tu esencia se impregna en cada instante que vivo, en cada golpe de aire que aspiro, y todo eres tú.
A veces me resulta complicado saber dónde estás, porque sé que estás en cada poro de mi piel, en cada vistazo que doy al Universo, en cada mirada escondida cuando te observo. Tu nombre es, por sí mismo, y ni los miles de kilómetros que nos hacen perder la noción de nosotros pueden hacerme sentir que no te tengo.
A veces me resulta complicado… y sin embargo es tan fácil que una melodía me lleve a ti, que los sonidos en el silencio forman esa banda sonora construida a base de sueños, deseos y sinsabores. Tarareo tu nombre y dibujo tu silueta en ese lugar donde nadie me encuentra, allá arriba, en la tierra de los sueños que comparto contigo.

Te Amo

Hard To Cry Today (A Antoni López... Un Clásico)


De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXV

Un desliz olvidar esta obra que marcó mucho en lo que fue y quien la hizo, y ya que estamos de cuestiones que deben recordarse siempre, traemos a este "Paseo..." una pieza muy especial.


Miguel Ríos (La Huerta Atómica "Un Relato De Anticipación") 1975


Que quizás el impenitente rockero andaluz quisiera subirse al carro Prog. con una obra que era ajena a toda su discografía para demostrar... que quizás fue una demostración en sí de que podía hacer otras cosas, que... el caso es que "La Huerta Atómica" se ha convertido por derecho propio en uno de los más importantes y logrados discos del progresivo español de la historia, y eso es decir algo que suena muy bien, pero que tiene su importancia.
En el año 75 Miguel Ríos decidió crear este disco y tomó como referencia todo lo que conlleva como peligro latente una guerra nuclear, idea base para la historia que recrea con Música en el álbum, porque "La Huerta Atómica" es un disco conceptual, narrado, cantado, interpretado como una historia donde se van sucediendo los personajes, las ideas, engarzándose a través de los sonidos y las palabras narradas que nos introducen en la misma.
La historia cuanta un momento de la vida de un ser humano que vive junto a una base nuclear en una Huerta Atómica. Cae una bomba atómica y todo desaparece salvo él, consciente de no tener futuro se sacrifica y entonces despierta, todo es un sueño que le devuelve a la realidad cuando realmente suena la alarma y...
Todo un alegato antibelicista, una crítica brutal y mordaz (el final de las "Instrucciones A La Población Civil" es de traca) creado y recreado desde lo idílico para ir empeorando hasta la apocalipsis final, perfectamente dirigido por una Música creada por el propio Miguel Ríos junto a Mariano Díaz (teclados) y Tony Ponce (guitarras), dos musicazos que se involucraron en el proyecto hasta la médula.
Junto a ellos José Mª Roger en los teclados, Evarist Ballus a la batería, Miguel Ángel Rojas al bajo y las colaboraciones de Jeanette y Massiel en momentos puntuales de la obra.
Un disco apasionante, atípico, Progresivo en estado puro, con un concepto de obra realmente singular, una historia que se divide en historias, maravillosamente llevada por estos tipos que hicieron realmente algo grande para lo que se podía plantear en este país en esa fecha.
Los 47'16'' del disco no dan tregua, se dividen (sin pausa ni división en su concepto, insisto) en 14 historias que hay que escuchar completamente para hilar el móvil y la recreación del álbum.
Se podrá decir mucho (bien y mal) de la Música de este país y de sus músicos, pero cuando las excepciones o lo que al final se plasmó en vinilo dieron discos como este, muchas cosas merecieron la pena.
La portada, mágica, pero el interior simplemente maravilloso.

Cara A:  Entre árboles y aviones;  Una casa en la guerra;  Buenos días, Superman;  Yankee Jhonny;  Bienvenida Katherine
Cara B:  Una siesta atómica;  Instrucciones a la población civil; El consultorio atómico de la Sra. Pum;  El carnaval de los espectros I;  La burbuja antirreacción;  La canción del megacristo;  El canaval de los espectros II;  Por el hombre futuro;  El dulce despertar.


De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXIV

Volvemos a eso que nos gustaba tanto traer, grupos y solistas casi inexistentes que en algún momento hicieron una obra (dos con dificultades) más que digna, como el caso que nos ocupa.


Kopperfield (Tales Untold) 1974


Tenía muchas ganas de traer a "Paseando Por Los Sueños" este disco de los americanos Kopperfield, una grabación con la que he pasado muy buenos momentos, por lo que me sorprendió cuando la escuché y por lo que aún me da.
De entrada escuchar a los chicos del país del tío Sam haciendo Hard Prog. con lo poco que se ha dado por esos lugares ya choca, después escucharles en pasajes con los teclados a tope más espaciales que otra cosa me parece tremendo, porque nunca pierden esa base de Hard que machaca los sentidos, y porque es una propuesta que a pesar de los pesares recrean durante todo el disco, y eso es de agradecer.
No será la joya de la corona, pero todo el vinilo se deja escuchar pero que muy bien, la poderosa sección rítmica soporta perfectamente tanto los momentos de extremada profusión de teclados, que suenan a gloria según qué instantes ("Brain Rot" es un duelo bajo-órgano realmente brutal) como los duros riff que arrasan en las cabalgadas.
Una voz que asume registros muy dispares a cargo de Jimmy Robinson, deleitando en baladas y cadencias calmadas "Watching The Time Go By" es casi un lamento que más tarde estalla como un volcán, como en los temas poderosos del grupo.
Dos teclados a cargo de Paul Decker y Keith Robinson encargados de esos ambientes Prog. que dominan el disco, espaciales a veces, bestiales en otras.
La guitarra de Chuck Eagan machaca los riff que se lanzan sin tregua cuando la banda se pasa al límite del Hard, con algún solo espectacular, y esa sección rítmica ya mencionada a cargo de Tom Curtis en la batería y una barbaridad en las cuatro cuerdas, Jerry Opdycke.
A partir de aquí nos encontramos con un muy buen disco de Música que no se desvía ni por un instante de sus objetivos, ofrecer Hard Prog. con un toque muy particular, instantes llenos de ritmo y ganas, como "Nothing Left To Give", paseos espaciales como "Moonride", recuerdos purplerianos en "Truckin' On" y temas complejos con continuos cambios de ritmo y forma, como la excepcional "Magic In Your Mind".
Un buen disco para disfrutarlo, saborear sus temas y aprender un poco de algo de lo que hubo muy poco, y si no... a otra cosa, que para eso estamos.
El "pero" con mayúsculas la portada, simple, cutre y casi de adolescentes con ganas de historietas de cómics de guerreros... ¡¡ya les vale!!

Side One:  Moonride;  Anatomy;  Brain rot;  Watching The Time Go By;  Nothing Left To Give
Side Two:  Truckin' On;  Tales Untold;  Magic in your mind;  A Thousand warriors;  Wise wan;  Dreams

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXIII

Vuelvo a pasear con un grupo por el que siento debilidad (como tantos) quizás porque en el panorama de la sensibilidad no tienen ese empaque que otros sí han conseguido, a pesar de ser...


Magna Carta (Songs From Wasties Orchard) 1971


Tercera obra de este monumental grupo de Folk Prog. que sigue la línea de la sensibilidad absoluta y la magia en sus creaciones.
Un tercer álbum elegante, clásico, con los ingredientes típicos de esa Música que acaricia la piel y que nos deja pasajes para viajar y soñar. Las acústicas como pauta para el resto de los instrumentos que en este disco se multiplican de manera abrumadora en esos instantes que van llenando el silencio con magia, pura y auténtica magia.
Voces maravillosas, coros de ensueño, y entre estas gargantas privilegiadas los sonidos  de esas cuerdas que resbalan por los sentidos, junto a la mandolina, el sitar (una experiencia extrasensorial escucharlo en según qué momentos) el harpsichord, la lira, botellas de vino... manejados con la precisión de virtuosos que nos permite imaginarnos otras épocas, un viaje alucinante a través de una Música excepcional.
Junto al maravilloso Chris Simpson y Glen Stewart se une para la ocasión un multi instrumentista de lujo, el gran Davy Johnstone, que comienza aquí su aventura con Magna Carta, y todos a una consiguen este monumento al Folk y la Música en general, con composiciones magníficas, interpretaciones excelsas y momentos instrumentales simplemente alucinantes.
Doce temas componen el disco, todos ellos salvo dos compartidos creados por la mente de Simpson, que va puliendo su estilo hasta llegar a ser lo que ha sido, uno de los grandes compositores de Folk de las Islas, momentos para soñar, como ese excepcional toque ajeno a los tiempos que es "The Bridge At Knaresborough Town" con el sitar amordazándote para no decir palabra, el descarado Prog. a contra ritmo de "Wayfaring", suavidad y dulzura con toques nostálgicos ("White Snow Dovw", "Parliament Hill", "Time For The Leaving"...) un poco de tradición a la vieja usanza "Country Jam" y la instrumental "Sponge", o ese sueño con Música titulado "Isle Of Skye" que te transporta a algún lugar perdido en el océano para no volver;  claro que "Sunday On The River" es en sí misma un viaje por espacios sin explorar; mientras las acústicas hacen su trabajo penetrando en los sentidos y no menos trabajo esas voces que son una auténtica delicia.
Un disco maravillosamente creíble, todo encaja, todo es una experiencia, y poco a poco te haces con él cuando ya estás tan dentro que no puedes irte de su magia.
Magna Carta y su Música, una manera de conocer el otro lado del paraíso, porque este quizás esté muy visto.
La portada, una maravilla, representando una caja de manzanas que se abre y enseña los frutos, junto a los créditos y el logotipo de la banda en el exterior precioso junto al título. 




martes, 24 de julio de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXII

Volvemos a los orígenes, o al menos a los míos, que para eso estoy por aquí, y en estos orígenes, un grupo que me fascinó desde sus comienzos, y que nos visita de nuevo.


Manfred Mann's Earth Band (Nightingales & Bombers) 1975


Uno de los grupos que mejor ha sabido interpretar la Música de otros grandes artistas, al margen del sello personal e intransferible que han dado siempre a lo que han hecho, se nos presentan aquí con su sexto álbum, que si bien hubo dudas de como presentarlos allá por el "Solar Fire", con este "Nightingales & Bombers" no las he tenido porque fue el primer disco que conocí de MMEB, un momento que me abrió muchas puertas y que mentalmente me llevó muy lejos.
Inmensos intérpretes de Rock Sinfónico, encuadrados también en el Prog. y un poco en ese Rock desgarrado con los teclados marcando la pauta, el grupo es una ensoñación que recrea temas fantásticos con una cuidadísima producción y trabajo en estudio, aunque verles en directo es de traca.
En este año 75 se encontraban en plena forma, y quizás fue la época donde llegaron más alto, sabiendo que la trayectoria de más de tres décadas ha dejado momentos inolvidables, pero la banda era excepcional y el momento de forma sublime, y eso se nota.
Cuatro musicazos como la copa de un pino que no serán pósters ni portadas de revistas, pero que para sí quisieran su talento más de uno de los que sí ha llegado tan arriba, comenzando por el carismático y tremendo Manfred Mann, uno de los pocos teclistas que han hecho de sus instrumentos (piano, moog, sintetizadores, órgano...) solistas per sé, al margen de composiciones y bandas, un talento natural con capacidad creativa de muy alto nivel.
A la guitarra uno de esos héroes que siempre me emocionan, el gran Mick Rogers, fino, técnico, preciso, elegante... y además con una voz maravillosa que sugería lo que la Música arropaba, todo un crack.
La sección rítmica compuesta por otros dos portentos, el tremendo Chris Slade en la batería, un drummer puro, técnico, con una calidad inmensa, buscado por todos los grandes, y Colin Pattenden en el bajo, otro que entiende su instrumento como un solista más.
Estos cuatro tipos crearon un disco maravilloso donde aún las composiciones propias eran mayoría, un disco con ocho temazos en el cual las dos piezas ajenas al grupo son una demostración del talento del mismo arreglando y versioneando canciones de otros (especialmente aquellas en las cuales las letras eran mucho más que eso) como esa magistral interpretación del "Spirits In The Night" de The Boss y la demencial recreación de "Visionary Mountains", con los teclados arañando la nada.
Cabalgadas inmensas, ambientes espaciales, guitarras en los confines del universo y un conjunto de sonidos que te hacen suyo por la calidad de lo bien hecho ("Nightingales & Bombers" para derretirse)
No sé si su mejor disco, quizás sí la cumbre de su carrera, pero en un grupo como este eso queda muy alto, y disfrutarlo siempre merece la pena.
Cuando la sinfonía se hace Rock, o el Rock deviene en una sinfonía para los sentidos, siempre hay un espacio para MMEB y su magia. ¡¡¡Pruébalos!!!

Side One:  Spirits In The Night;  Countdown;  Time Is Right;  Crossface
Side Two:  Visionary Mountains;  Nightingales & Bombers;  Fat Nelly;  As Above, So Below

lunes, 23 de julio de 2012

La Nada



Creí en un mundo donde los sonidos despertaban las mentes, los juglares cantaban odas que hacían soñar y los pueblos bailaban al son de la Música infinita.
Dormitaba mecido por los cánticos, acunado entre las olas de composiciones ajenas a la huida de la verdad desnuda.
Desperté, al fin, y vi el caos entre las brumas de la oscuridad de los hombres, asonante rechinar de dientes sin sentido, negros presagios de un futuro que a todos nos engulle.

domingo, 22 de julio de 2012

Jon


Wring That Neck


Adiós a un Músico (y el Hammond lloró un poco)


Apenas cumplidos los catorce años, con las ideas de un loco enamorado de sonidos que iban llegando a mi cabeza por primera vez, perdido en el garaje del padre de un amigo para no ser visto realizando la heregía de escuchar la Música del diablo, me deleitaba con una vieja cinta de casette donde los aullidos de un "Hammond" me hacían pensar que había vida detrás de lo poco que nos enseñaban.
Ese "Made In Japan" glorioso, extraño, eterno, inmenso... me hizo crecer entre oscuridad, palabras de órdenes nunca cumplidas, rebeldía a flor de piel y sobre todo enamoramiento por una Amiga que 35 años después aún me acompaña.

La primera vez que me sentí atraído por un instrumento más allá de las seis cuerdas de mis héroes soñados, cuyos nombres me sabía de memoria y recitaba como una letanía, la primera vez que un sonido que no fuese una guitarra me hizo soñar fue el maravilloso susurro del órgano de Jon Lord, un músico, un artista, un verdadero mito de la Música en general y del Hard en particular.
No voy a contar qué hizo, quién fue, por qué... sólo me interesa lo que me hizo sentir, lo que me dio y estas líneas son simplemente una muestra de agradecimiento a un tipo que creo fue mucho más de lo que se le reconoció, a pesar de habérsele reconocido mucho.
Formación clásica, excelso conocedor de la Música desde sus orígenes, Lord hacía vibrar ese maravilloso teclado al compás de su cuerpo empujándolo furibundo o acariciando las teclas para que rompieran el ambiente, siempre en lucha con las seis cuerdas que se empeñaban en ser por encima de todo, siempre emergiendo de las sombras del rincón donde su instrumento le mantenía clavado al escenario.

Vibré con sus réplicas a la guitarra, con sus solos al margen de ella, con el ambiente creado alrededor de un tema, de una jam, de un concierto completo por el que se deslizaba sin esfuerzo dado su talento y su capacidad interpretativa, porque a pesar de muchas cosas y de demasiadas idioteces, era un compositor con un talento increíble, y por eso podía hacerlo.
Comencé a amar el sonido del "Hammond", ese pequeño aullido que se me metía hasta el alma y sin el cual no entiendo gran parte de la Música del Rock, lacerándome las entrañas cuando atravesaba el aire, entrando, saliendo, buscando, volviendo, llevando, contagiando la magia de la Música en un sentido global más allá de solistas e iconos ante las luces y el escenario.

Lo maravilloso de la Música y sus creadores es que nunca se van del todo, esos temas eternos que han marcado tu vida vuelven una y otra vez a la memoria, bien por escenas de viejos recuerdos con amigos, Música y sueños o al poner de nuevo los vinilos que a modo de ritual te los traen en las notas que te envuelven una y otra vez. Eso me pasa con Lord, hace mucho tiempo que no escucho nada de lo que creaba , pero lo que dejó en los años en los que crecí amando el sonido del silencio a través de la soledad de una habitación destartalada, con las primeras cintas de casette y más tarde los negros vinilos no morirá nunca, porque si creo en la eternidad para mí la Música es parte de esa eternidad, y las composiciones míticas del músico las llevaré siempre en la memoria.

Más de quince años escuchando llorar a ese "Hammond" que volvía a desprender la piel tras arañarte en un solo más, sin miedo a las seis cuerdas que se empeñaban en... ni la garganta del divo de pecho descubierto y macho a punto de llevárselas a todas, ese teclado que a modo de recuerdo "vintage" emergía entre todo y colocaba cada cosa en su sitio, cuando todo era susceptible de estar ahí.

Por aquellos héroes a la sombra de los héroes, mi adiós a un Músico que afortunadamente me sacó de muchos errores y me hizo sentir la Música a través de cada nota, salieran de donde salieran, además y también de ese bello instrumento que ahora aúlla un poco más triste.

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXXI

En el intento de extenderme un poco en esos artistas que han marcado mi trayectoria emocional en el mundo de la Música, y a los que les debo infinitas sensaciones, otro espacio más para un grupo muy especial...


The Marshall Tucker Band (A New Life) 1974


El segundo trabajo de la MTB, a pocos meses de su tremendo debut en el universo de los sonidos, arrasando en ese marco del Rock Sureño, fue la continuación más pulida si cabe de su primera obra, un discazo con temas inolvidables y donde ya asentaron su nombre como el mito sureño que fueron durante una década gloriosa.
Como todos los discos de su primera época, la mejor y más increíble desde mi punto de vista, este "A New Life" es una demostración de talento en estado puro de un músico genial y único como Toy Caldwell, creador de todas y cada una de las canciones del disco, y del concepto de banda en el sentido más amplio y claro de la palabra, ya que los seis músicos formaban un bloque compacto y brutal al margen de los diversos talentos que jalonaban el grupo, por eso la MTB era lo que eran, una genial y maravillosa distribución de Música que en seis cabezas se unían para formar una sola.
Clásico y típico como pocos, este álbum es simplemente una joya, excepcional concepción de las canciones, maravillosa interpretación de las mismas, cuidadísima producción y un sonido que definía a la banda, porque en eso sí que se cuidaron mucho, en ser un grupo que se distinguía perfectamente por el sonido particular y único, sonido Marshall Tucker Band.
La banda original, seis músicos que no necesitan presentación, con ese animal a las seis cuerdas llamado Toy Caldwell (sí, que sí, jooooooé que sí, uno de mis héroes, de mis ídolos) y la steel, la slide... ese otro héroe anónimo a la guitarra llamado George McCorkle y al banjo, que de todo hay. Un bajista impresionante, genial, Tommy Caldwell, junto a Paul Riddle a la batería una brutal exhibición en la sección rítmica. La impresionante y personalísima voz de Doug Gray, otra de las señas de identidad del grupo, y ese toque que sólo la banda podía dar a sus canciones a través del saxo, flauta y teclados de Jerry Eubanks, otro musicazo que iba sobrado para casi todo. Coros de Toy (voz solista en algunos temas) Tommy, Jerry y la colaboración del gran Charlie Daniels al violín, Paul Hornsby en los teclados y Jaimoe a la percusión (casi nada, ¡¡vaya por diossssss!!)
42'39'' repartidos en ocho joyas de la Música sureña, temazos que son parte de la historia de este tipo de sonidos tan especiales, con clásicos de toda la vida del grupo, como ese tema eterno y que ellos hacían infinito en directo, el "24 Hours At A Time" o la que quizás sea la mejor balada creada por ellos y que con la voz de Toy se convierte en un maravilloso lamento, "Fly Eagle Fly". "Southern Woman" es una exhibición de Música y lo que es una banda, y así hasta completar un álbum mágico, genuino, puro The Marshall Ticker Band.
La preciosa portada no hace sino ayudar a que todo sea lo que realmente estos tipos conseguían, seda para los sentidos, empapando de sonidos los espacios.
No caeré en el error de recomendarlo, simplemente caminar por entre sus notas puede ser lo que haga que uno crea o se vacíe por dentro.

1:  A new life;  Southern Woman;  Blue ridge mountain sky;  Too Stubborn
2:  Another cruel love;  You ain't foolin' me;  24 hours at a time;  Fly Eagle Fly





viernes, 20 de julio de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDLXXX

Un grupo maravillosamente tardío pero con el firme propósito de recrear lo que fue una de las más grandes gestas de la historia de la Música.


Marillion (Script For A Jester's Tear) 1983


A pesar del año de su publicación, creo que por idea musical, características y sobre todo forma de creer en una maravillosa sensación llamada Progresivo, este primer álbum del grupo se puede considerar un componente más de esas bandas que nos deleitaban con un sonido especial y genial, porque Marillion llegó más allá de la década gloriosa que desde finales de los sesenta a fines de los setenta regó el universo con sonidos mágicos y excepcionales.
Una gran banda de Música, eso era Marillion en sus comienzos, no llegando al nivel de los monstruos sagrados del Prog. pero deleitando con una manera de entender la Música personal e intransferible.
Salvo el poder de la imagen de Fish, para mí el grupo siempre ha sido un bloque compacto que se manejaba tremendamente bien gracias a composiciones excelentes, y de nuevo para el que suscribe este "Scrip For A Jester's Tear" es su mejor y más lograda creación.
Cinco músicos que entendían los sonidos como la prolongación de la mente, con esa garganta y la imagen de su vocalista Fish, pura imaginería Rock, teatral e interpretativo, un resurgir de la Música más allá de la propia grabación. Steve Rothery en las seis cuerdas, Mark Kelly a los teclados, Pete Trawavas en el bajo y Mick Pointer tras los timbales formaban un monolito que sonaba como una maza en esas composiciones extensas, enormes y donde todos y cada uno de ellos tenían su espacio.
Seis temazos que componen un disco genial, con el corte típico del Prog., cambios y más cambios, cabalgadas inmensas y pausas extremas que van sacudiendo las entrañas mientras la voz de Fish nos lleva por historias de fantasías entre el cielo y el infierno. La mayoría de sus temas míticos están aquí, y se sustentan sin más problemas dada su calidad.
Tras temas increíbles en maxis se permitieron sacar un álbum ajeno a los primeros éxitos de canciones inolvidables con complejas composiciones que musicalmente dan todo el juego del mundo, y es que la base de la etapa dorada de Marillion era su creatividad, en temas que podían desarrollarse de una manera distinta cada vez, con poderosos instrumentales que giraban alrededor de la teatralidad del grupo a través de Fish en el escenario.
Una vuelta al Prog. en los ochenta, 46'58'' de Música para soñar de la mano de un grupo que se lanzó sin red cuando todo parecía girar en otra dirección, y eso tiene un mérito espantoso.
"Script For A Jester's Tear", un álbum maravillosamente creado para escapar de la mediocridad y hacer realidad la fantasía en forma de sonidos.
La portada, como todas las de sus comienzos, una maravillosa recreación del universo mental del grupo, una fantasía en cartón para envolver los sueños.

Side One:  Script For A Jester's Tear;  He Knows, You Know;  The Web
Side Two:  Garden Party;  Chelsea Monday;  Forgotten Sons