viernes, 15 de junio de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDL

No me cansaré de repetirlo, y por ello de decir lo que debo cuando de criticarme se trata, lo infinito de la Música hace que en ocasiones deje en el baúl pequeños retazos de magia que no deben dejarse pasar, como este...


Jade Warrior (Jade Warrior) 1971


Desfaciendo entuertos de nuevo (y lo que va quedando) nos acercamos a un grupo mágico, sublime, de esos que dejaron huella por lo que se debe cuando de innovar se trata, y en eso siempre tenemos la fibra dispuesta para dejarse hacer.
Jade Warrior es un grupo que dejó su impronta en la escena del Prog. por su particular forma de entender la Música, una formación de culto que logró unir como nadie la Música occidental con la oriental, de donde le vienen las raíces, la inspiración... y el propio nombre.
Única en su estilo, por la propuesta y la manera de hacer llegar los sonidos enigmáticos que desde lejanas tierras te envuelven, te emocionan y enamoran, el grupo provenía de la psycodelia y desvió (afortunadamente a mi entender) hacia una manera de entender el universo musical a partir de las ideas libres y creativas que el Prog. en estado puro permitía.
Excepcionales en sus composiciones, este su primer álbum es una bomba que aterrizó en las mentes de los que amamos esta Música de manera brutal, atravesándonos y consiguiendo una capacidad creativa desconocida hasta ese momento, con las maravillosas innovaciones eclécticas e inéditas como soluciones electroacústicas para flauta y percusión (simplemente mágico el manejo de ambos instrumentos por parte de Jon Field) guitarras distorsionadas y asonantes (donde la técnica y el talento de Tony Duhig se salen por cualquier rincón sonoro que llegue hasta tu cerebro) con pasajes instrumentales que te abruman por su vehemencia cuando no se convierten en calmas eternas donde dejarse mecer por el sonido excelso y complejo de las creaciones.
Este disco, su presentación en sociedad, reúne todos los requisitos que el grupo exponía a la hora de realizar su Música, con momentos de influencias asiáticas, especialmente del lejano Oriente, instantes del Prog. más puro, improvisaciones sin límites, delirios psycho, Funky y Blues, y desarrollos que casi se salen de la propia Música y se convierten en instantes "visuales" por su belleza e intensidad, como la maravillosa y genial "Dragonfly Day".
Un disco para degustar de manera pausada, dejándose poseer por la amalgama de sensaciones que te llegan, pura fantasía en un concepto de obra sin pausa (existen los temas per sé pero todo se une en los sonidos que acarician) donde los músicos, tres iluminados de ideas absolutamente fuera de este mundo se dedican a desarrollar composiciones excepcionales que te hacen suyo. Una obra atípica dentro del Prog. y un disco atípico en la Música por la propuesta y la forma de realizarla, que afortunadamente se mantuvo durante toda su trayectoria más brillante durante más de media década.
Tony Duhig a la guitarra, Jon Field a la flauta y percusión y Glyn Havard en el bajo y voces son los paridores de esta maravillosa joya de la Música sin límites, épocas ni fronteras, para que los que ahora hablan de "lo étnico" tomen nota de por donde viene dado lo que realmente es algo que no entiende de lugares ni tiempo.
"Jade Warrior", la maravillosa recreación de un universo único llevado a los sonidos, una joya que si eres todo lo que se supone llegado hasta aquí, disfrutarás como un placer por encima de los sentidos.
La portada... la Música hecha imágenes.

Side One:  The traveller; A prenormal day a Brighton; Masai Morning; Windweaver; Dragonfly day
Side Two:  Petunia; Telephone girl; Psychiatric sergeant; Slow ride; Sundial song


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