domingo, 27 de mayo de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDXLIX

Volvemos a recuperar un tipo de sonidos que cuando nos entran, llegan hasta el alma, desgarradores, fieros, poderosos, todo en uno...


Birthcontrol (Operation) 1971


Uno de los más grandes representantes del Krautrock en su versión del Rock más contundente y poderoso, un grupo que rompía todo lo que se le ponía a su paso, y que si hablamos de energía, iban bastantes sobrados.
Tras un primer disco en el cual, según mi opinión, no fueron todo lo que debieran, con este "Operation", su segundo trabajo, ya sentaron las bases de lo que sería durante casi una década uno de los vértices del Rock teutón, una seña de identidad la de este grupo que les convirtió en un icono en su tierra, y para los que no creemos en las fronteras, nos encanta haberlos conocido.
El trabajo de este disco es explosivo, brutal, con unas piezas que eran y siguen siendo la base de su discografía, temazos que en directo eran desarrollados por la habilidad de cuatro músicos grandiosos que caían lo que hiciera falta a golpe de Rock sin fisuras.
La banda de los grandes momentos, Bruno Frenzel a la guitarra y voz, una verdadera máquina en esas seis cuerdas que te destrozan con riff abrasadores, punteos salvajes y cortes en seco que dejan sin respiración. Compositor de la mayoría de los temas del grupo en este disco tiene la exclusiva salvo uno que comparte... sobradísimo. Con la voz, casi te come.
Bernd Koschmidder al bajo, en la línea de la mejor tradición de los bajistas de la época, que hacían de su instrumento un solista más, brutal con sus solos y los recorridos por las cuatro cuerdas sin final.
Bernd Noske en la batería y voz, un auténtico animal golpeando los timbales, alma de ese ritmo brutal que el grupo marca en los temas, un pegador incisivo, total, y cantando otro que se come lo que le echen.
Reinjhold Sobotta en el órgano, la réplica en los ritmos a las seis cuerdas, un "Hammond" que aúlla, se mete, atraviesa el aire, y los solos descomunales en las eternas jams del grupo.
El disco es una tremenda exhibición de Rock Duro, calidad por los cuatro costados y unos temas que se sustentan solos, gran parte de lo que eran ellos en directo, esos amantes de las jams descarnadas, sin límites de tiempo, sin decir nunca basta, 41'57'' demoledores, repartidos en seis temas, cuatro de ellos por encima de los seis minutas, una barbaridad compositiva y una gozada para los sentidos.
Para no coger prisioneros, el disco comienza con la animalada que es "Stop Little Lady", al ritmo que imponen los timbales, rompiendo el aire en sus 7'16'' de furia desatada; la continuación no puede ser más digna, una cabalgada hacia el infierno con los 7'35'' de "Just Before The Sun Will Rise", el órgano chirriando en el espacio, esa guitarra desgarradora y la base pateándote el trasero. Esa cara A, gloriosa, termina con uno de esos himnos que les hacían ser en directo imparables, "The Work Is Done", un ritmo constante y seco para llevarte donde quieren.
Claro que en la cara B esperan momentos memorables, la apertura con "Flesh And Blood" donde se dan un respiro para atacar otras dos barbaridades, la infernal "Pandemonium", 6'34'' de descenso a los infiernos en esos instantes con la banda apedreando a todo dios, y el final de traca con la suite ""Let Us Do It Now" y sus 11'09'' de eterna gloria, una orgía musical para dejarte acabado.
"Operation" en un disco de un estilo único, irrepetible, creado en un momento y un lugar muy especiales, una obra del más descarnado Rock Duro que a todos los que les apasione esta Música deberían escuchar, y a los que no... como es bueno podrían hacer el intento, pero eso ya no es cosa mía.
La portada, tan salvaje como la obra, un monstruo devorando bebés y la contraportada el Papa de turno bendiciendo la salvajada.

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