El Infierno

Cuando sabes que el infierno está donde vives, te mueves o agitas, eres consciente de que ya nada se puede hacer.

A fin de cuentas no valen las historias sobre las huestes del mal viniendo en sus negros caballos arrasando campos, ciudades, aldeas y llevándose las almas de los desamparados, de aquellos que no tienen un lugar donde esconderse, lo real es más duro y cruel que todo esto, sobre todo porque en lo real, en este mundo en el cual nos movemos, el olor a azufre lo lleva puesto el vecino, el jefe, la que te la chupa, el que te da por el culo, al que tienes que joder de motu propio o porque te lo mandan, a la que te follas porque no hay un "después de..." a esos que puedes despreciar porque piden en cada esquina cuando al final tú estás pidiendo al final de cada mes ese salario que te prostituye...

Ya no les hace falta, el diablo, Lucifer, Belcebú, Satanás, el Maligno o como queramos llamarlo no necesita enviar a nadie, hace mucho que supo cómo economizar gastos (antes y de manera más inteligente que los popes de la economía que nos han enviado a la mierda a todos) y dejó que la codicia, la ambición, el ser humano con sus propias miserias lo hiciera solo, y él, pues a esperar y a verlas venir, que con el calorcito que debe hacer por allí abajo, ¡¡para qué va a salir a este frío mundo!!

Efectivamente, como dijo... "El infierno de los vivos no es algo que será..." no, no es algo que será, es algo que es, tan cierto como que amanece, como que la noche sigue al día o a la inversa, porque en esto nunca lo he tenido claro, salimos de las tinieblas a la luz o de la luz nos vamos a las tinieblas, ¡¡qué joooooooé!! visto lo visto nos vamos de cabeza a lo oscuro, es obvio, pero aún vemos una luz en el horizonte que nos ilumina lo que queda, una luz en forma de... ¡¡bola de fuego incandescente, só gilipollas!! que vas de cabeza hacia el averno, y ni te enteras.

No es que me extrañe, ya casi nada me sorprende, la codicia, la mala uva, el "buenrollito.com" que suena a mentira podrida, la que te quiere y te la muerde, el que te adora y te la mete, a los que nos ofrecemos y le sacamos los ojos... no es que sea pesimista con las entrañas del vecino, es que esas mismas entrañas me las encontré colgadas de los garfios en la carnicería y costaba a euro la pieza, no sé yo si son muy de fiar.

Bueno, lo dicho, a fin de cuentas todo es lo que parece y ya nada engaña, nuestro amigo el Diablo se está poniendo las botas, el traje de faena y lo que le dé la gana, vuelta a empezar, el sexo mueve lo que quiera, el placer mundano al poder, la mala baba se paga a precio de oro, y al final, queridos, queridas, y los que me quieran o no, que me da igual... ¡¡¡A Mamarlaaaaaaaaa!!!