viernes, 13 de enero de 2012

La Voz



He vagado por océanos de tiempo la mayor parte de mi vida, un tiempo que se escapaba de mis manos sin poder evitarlo. He sido un vagabundo cuando pedía una limosna para poder respirar aire puro, el que no podía sentir porque me cubría la podredumbre de mi alma, carcomida por sentir que estaba muerto.
Abandoné mi esencia y busqué falsos pasajes hacia el infinito, escondiéndome en las sombras como un polizón de sueños, esperando llegar a ninguna parte, solitarios momentos de paz perdida.
Pedí de nuevo ser yo mismo y nadie supo encontrarme, pero unos ojos de perdedor impenitente comprendió la miseria en mi persona, tomó mis entrañas destrozadas y liberó mi mente de las cadenas de mis propios sentimientos. La Música fue un bálsamo, la voz de viejo juglar el aire fresco que me faltaba para respirar, sus ojos de bondad infinita la confianza para volver a creer.
La luz de la mañana me atraviesa ahora sin esfuerzo, ilumina mi mente, el arma que me hace ser, vivir, sentir, traspasando a mi alma lo que me lleva, lo que me eleva, aquello que me libera de mis propias miserias.

Sonidos infinitos envuelven mis sentidos, la eternidad espera que llegue donde nunca estuve, abrazado a todos los que creyeron que nacería de nuevo, que surgiría de mis cenizas esparcidas al viento, con mi voz susurrando para no ser escuchada, queriendo únicamente penetrar donde pueda provoca un temblor, una piel erizada, la sensación de la vida dentro de la vida.
Allá arriba, en la tierra de los sueños, donde llegar me costó una vida, mantenerme es saber que puedo caer en cualquier momento, abandonar sería mi muerte de nuevo, espero que se me escuche, que estremezcan, que cambien los colores por sensaciones más allá de lo físico, que sueñen con poder, porque yo pude, con mi juglar y su vida, la Música y mis entrañas.

Un día más, o un día menos, pero una mañana que ha vuelto a amanecer.

1 comentario:

  1. Me he acostumbrado a vivir con Música, de alguna manera o de otra, siempre está presente en lo que me rodea y si no, voy a su encuentro, la busco, la llamo, acabo abrazada a ella y a esas sensaciones, que son las que me hacen seguir, vibrar y sentirme diferente..
    La magia de los sonidos en mi vida.
    Besos.

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