lunes, 14 de noviembre de 2011

De Vinilos y Otras Glorias CCLXXI

Una de las joyas de la corona, uno de esos discos que adoro, amo, y me hacen sentir por encima de cualquier cosa, porque es algo único, especial y de un personaje maravilloso...


Roy Buchanan (Live In Japan) 1977


El mejor guitarrista desconocido de la historia, afortunadamente en mi caso y en el de los que como yo amamos este mundo irreal que es la Música y sus sensaciones, el mejor guitarrista del mundo, y a partir de aquí, cada uno con sus sentimientos.
Roy Buchanan era único, alguien que no ha vuelto a repetirse, pero en directo superaba cualquier expectativa, porque simplemente nadie ha hecho lo que él hacía, y me parece a mí que nadie lo hará.
Dotado de un talento excepcional, los que hemos tenido la suerte de verle en directo aún creemos, o creo, que todo ha sido un sueño, porque ni es normal ni lo parece, pero es que además en el año de este concierto que pertenece a la gira por Japón (donde era un icono, todo sea dicho) del 77 se encontraba en una fase de su carrera esplendorosa, y se nota ¡¡vaya si se nota!!
La única guitarra que he escuchado hablar, las únicas seis cuerdas que me han transmitido lamentos como llantos, los únicos dedos que han funcionado como cuerdas vocales, y afortunadamente he conocido y escuchado a tantos grandes que no puedo decidirme por números ni puestos... salvo con Roy Buchanan y su eterna compañera de madera, esa "Fender Telecaster" que hablaba como nunca ha hecho.
La banda servía de sustento al genio, nada especial salvo saber dónde estaban y por qué (que ya es mucho) para así acompañar a un tipo que a partir de ahí podía hacer cualquier cosa. John Harrison al bajo, Malcolm Lukens en los teclados, el único que podía dar la réplica con ese "Hammond" que lloraba de alegría cuando contestaba a la guitarra y se desmelenaba por el aire aullando como sólo ese órgano sabe hacer,  y Bird Foster en la batería. El resto es cosa de Roy, con su guitarra y su voz cuando se requiere, pura magia, pura mística, algo más allá de la realidad, algo... único.
El concierto de este disco, que podría durar quinientas horas más, no tiene desperdicio, clásicos de Roy de toda la vida, suyos y prestados, pasados por ese toque especial que le daba y que no tenía igual, comenzando con la demoledora "Soul Dressing", una descarga brutal para arrasarte los sentidos, a la que sigue"Sweet Honey Dew", preciosa llamada con su compañera para unirse a ese "Hey Joe" que nadie ha tocado como él, puro sentimiento, magia, arte, emociones y homenaje a otro grande, por supuesto, que ya es mucho. 
"Slow Down" recrea lo que siempre era más allá de él mismo, "Lonely Days Lonely Nights" ese blues que se te mete en el cuerpo y te quema las entrañas, como "Blues Otani", una animalada que te abrasa, te desnuda el alma, para acabar el show oficial con ese "My Baby Says She's Gonna Leave Me" una descarga de adrenalina que deja planchado al más furioso, y como bis, para demostrar aún más que no había otro como él, esa sutileza que por sí misma es una joya dentro de las joyas, "Sweet Dreams", sensibilidad para morirse de gusto.
"Live In Japan" es una joya, una obra maestra, una obra de arte, un disco como pocos hecho por alguien único, y eso no se puede repetir, sólo se puede escuchar un millón de veces, y aún así te dará algo que no has percibido antes. Imprescindible, vamos, algo como I M P R E S C I N D I B L E.

2 comentarios:

  1. Una guitarra y unas manos que saben sacar todo el sentimiento que encierran esas seis cuerdas.
    Pura magia que te hace viajar muy muy lejos. No creo que pueda decir nada que iguale a lo que significa escucharlo.
    Creo que si sigues así vas a conseguir que no nos levantemos del sillón, disco tras disco.
    Hasta el próximo.
    Ciao

    ResponderEliminar
  2. Si lo que viene es como esto, y se intentará, mejor escuchar que perderse por ahí, porque ya te pierdes con lo que escuchas. Me alegro que te apasione, Clara. Besos,

    ResponderEliminar