miércoles, 28 de septiembre de 2011

A Una Amiga

Escuchando el último disco de Elliott Murphy, para que conste.

Cuarenta y ocho horas pueden no dar para mucho, o quizás sean una eternidad, aunque para alguien que piensa que la Eternidad y un día es el todo son una gota en el océano cuando necesitas sentir, entregar y volver a decir todo lo que te sale de algún sitio al que yo llamo alma.

No creo que esto sea una historia, ni tan siquiera una carta de amor desesperada, yo no sé amar a menos que de Música se trate, tampoco creo que sirviera como introducción a El Íncubo, porque eso es otra cosa, más de dejarse llevar, esto debe ser una declaración de intenciones, de esas que a veces me salen cuando no puedo expresar con palabras todo lo que siento y se quedan cosas en el tintero (¡hay Don Miguel, usted sí que sabía como expresarlo casi todo!) y que llamo reflexiones conmigo mismo y con... eso, con mi alma, porque a veces reflexiono y otras hablo mirando a mis discos, y en ocasiones escribo y no sale de ahí, pero esta vez sí saldrá, porque me apetece, me llama, y voy crecido porque quiero hablar de sentimientos, de emociones, en definitiva de una persona excepcional, mujer increíble y afortunadamente para mí Amiga incondicional.
También es verdad que esto que está llenando la página en blanco podría ser sólo para ella y para mí... eso, mi alma, pero seguro que lo leerá más gente, porque no me avergüenzo de decir lo que siento cuando es por alguien tan especial, y si el bichillo de la envidia sale por ahí, pues allá ellos, ellas, o ello y lo que sea, porque si soy capaz de decirlo, imagínate escribirlo, yo que ya voy de trasgresor por convicción propia y de mi Música, que también trasgrede lo que sea y me hace cosquillas en los lóbulos de las orejas.
Es cierto, cuarenta y ocho horas no es mucho, sin embargo llenar un vacío de presencia física se puede hacer con un minuto mirando a los ojos, lo que ocurre es que nosotros nos decimos tanto que un minuto es para respirarnos, para saber que el otro está ahí, no nos da tiempo ni del buenos días, y no porque hablemos lento, es porque nos miramos a los ojos aunque no estemos.

El primer contacto fue intenso, es verdad que al ser tan pequeñita en lo físico es fácil tenerla, porque la abrazas y parece que te la quedas, y así lo hice, la abracé y casi me la quedo, no es que fuese mi intención en ese momento pero era tan mía, sentirla así, sin nada de por medio salvo el aire que nos traspasaba, que casi la pego a mi piel, y claro se quedó sorprendida, con sus brazos caídos y sujetando la bolsa de viaje, que sí era grande, demasiado diría yo, aunque yo digo mucho y no es casi nada, pero ella sí me sintió, como para no hacerlo, abrazo de oso nada más llegar y dos sonoros besos en la mejilla, pues claro que lo sentimos, ambos dos, que de eso se trataba.
Ni tan siquiera me resultó extraño tocarla, porque a pesar de los meses sin hacerlo cada mañana es como si la acariciara, con un pinganillo raro que tengo en la cabeza y mi voz, pero yo la toco, cuando su voz me acaricia los oídos la siento, y cuando le hablo la veo, y cuando escucho el coche que pita a su lado salto porque me creo que me pita a mí, en verdad la siento tan cerca cada mañana con esos saludos en otro idioma que no me extrañó en absoluto, así es que pasear hasta casa con la maleta por las calles de un barrio muy barrio fue hasta normal, esa normalidad que da la cercanía de... eso, dos almas.
A partir de ahí cuarenta y ocho horas no fueron mucho, o una eternidad, pero no la Eternidad y un día que a mí me gusta tanto, sino nuestra Eternidad, porque el tiempo era nuestro, sus ojos me miraban directamente, su voz me llegaba nítida y serena, y sobre todo su bondad, esa que desprende con cada gesto, cada palabra, ese susurro que te envuelve porque a la gente buena le sale sin más, es algo natural que no lleva aditivos, ni conservantes, ni estimulantes baratos, porque no usa palabrería barata, usa palabras que siente, y eso se nota de igual manera que la brisa fresca que te acaricia la cara.

Yo no creo en la gente, mejor dicho, en el ser humano, ¡que os voy a contar, con las veces que lo he dicho! pero sí creo en la excepción que confirma la regla, porque soy de ciencias y a mucha honra, y en excepciones y reglas me las han dado todas, por eso creo en ella, en su forma de ser, creo firmemente en sus ojos cuando te miran y te hablan, en sus maneras cuando te excita y te llega, en los más de cincuenta llevados con una dignidad que abruma, cuando se convierte en una chiquilla con ganas de aprender y sobre todo de escuchar, que es algo que ya no se estila, pero en eso somos de la vieja escuela, y claro, se nota.
Cada vez me cuesta más ser sincero conmigo mismo, y con el resto me reservo un poco porque me quedan pocos para sincerarme, pero con ella no me cuesta, además me sentiría mal no siéndolo, como si traicionara a E.M. diciendo que no sabe hacer canciones, ¡qué barbaridad, cómo voy a hacer eso! así es que con ella soy sincero sin más, se lo merece, se lo ha ganado a pulso, que yo no soy fácil y me ha ganado entero, que también tiene su miga; en cuanto a esto a mí me queda aún mucho para llegar, porque ganarse a un ser tan excepcional es complicado, y me parece bien, no puede ser fácil porque todo lo que tiene es tal que así, y al ser humano ya le cuesta mucho ir en línea recta,  damos infinidad de rodeos “por si acaso” y con ella no funciona así, hay que ir directo a su corazón, porque lo tiene abierto, no esconde nada, y me encanta, me emociona que sea así, lo que ocurre es que me he acostumbrado a llegar y pasar de largo, y a veces me doy cuenta y tengo que volver sobre mis pasos; lo dicho, estoy en ello, y con suerte terminaré ganándomela, como ella ha hecho conmigo, y será la leche, seguro que sí.

Por dónde iba, ah sí, que cuarenta y ocho horas fueron... eso, el alma, porque decidimos que fuese así y cuando los dos nos ponemos cabezones con esas cosas somos tremendos, por eso salieron casi tres horas de gloria con los Amigos de vinilo negro (y alguno de otros colores) cuando por fin pudimos sentir lo que nos fue uniendo casi sin saberlo estando juntos, unidos de la mano en las estrellas, con los sonidos de las melodías atravesándonos... eso, el alma, pero haciéndolo al unísono, sí, por fin, los sentimientos que nos habían hecho ser se hicieron tangibles cuando esbozaba una sonrisa con cada tema entregado al viento, con cada nota conocida o con la que le llegaba por primera vez; ¡Que bien suena el viejo equipo de Música cuando sabe que se le escucha con amor! a mí a veces me da un toque, y se le va un canal para que esté atento, pero ese día sonó perfecto, con el sentimiento cuando acariciaba el vinilo, porque sabía que sonaba para ella, y se lo merecía, había sido mucho tiempo soñando con ese instante, describiéndolo cada mañana a través del auricular (o el pinganillo que es lo que ahora toca) y por fin fue real ¡¡¡guau!!! tan real como nuestras miradas cruzándose cuando Bob Seger atravesó el silencio y nos hizo amar a quien teníamos a nuestro lado, o con Sam Cooke helándonos la sangre en las venas en esos estribillos que no pueden salir de nuestra memoria, o viajando en un Crucero de la mano de David Gilmour desembarcando en el país de... hasta casi las tres horas, y sin repetir, ¡hay que ver! lo que dan de sí treinta y tantos años de amor, y lo que se puede dar cuando quien ama quiere recibirlo.

¡Vaya tarde, querida! nos pusimos las pilas sin sexo, sin tocarnos, bueno eso no, porque la Música nos unió tanto que estábamos pegados, te olía y percibía como si fuésemos uno, pero no hubo sexo, ni besos de tornillo, fue la magia de nuestras... eso, almas, unidas como si fueran una sola, y el corazón, que no se olvide, que cada nota era un pálpito, y cada pálpito una sonrisa, y cada sonrisa una lágrima que no se veía, y cada... por fin pudiste tener lo que deseaba darte desde hacía años, el pergamino con el tesoro que guardo cuando quiero ser yo, lo único puro que tengo, lo que es tuyo porque te lo has ganado de una manera que no puedo ni sé describir.
Lo de las noches, las cervezas, las... fue lo de menos y lo de más, porque es parte de mi mundo y ese mundo no se lo oculto, será porque ella es parte de mi mundo y ese mundo no me lo oculto, total, ya estoy mayor y ocultármelo a mí me parece una chorrada, es cierto que me engaño muchas veces, pero las cervezas son un tema muy serio, y los camareros que te llaman por tu nombre, y las camareras que te guiñan un ojo (la rubia está tremenda, ¿eh?) y ese mundo también se abrió para ella, tenía ganas, no tanto como de otras cosas, pero tenía ganas.

Cuarenta y ocho horas... el tiempo es tan relativo que se me hace como el mercurio, parece que lo tienes y se resbala sin remisión, lo ves tan fácil pero se escapa, no puedes con él, lleva millones de años rigiendo los destinos de los listos estos, los seres humanos y demás animales, y no va a cambiar. Pero a veces puedes estirarlo con la mente, eso sí te deja, y consigues instantes que son minutos, y se convierten en horas y tus entrañas van más allá, sin importar dónde ni cómo, solo que en esta ocasión, por fin el dónde era el lugar soñado (uno de ellos al menos) y el cómo dos seres que se necesitan en pijama charlando de ellos mismos. Es lo que decía, con ella no puedo mentir, no me sale, me reiría y se me notaría, por eso las confidencias de buenos días fueron así, sinceras, contando nuestras cosas, desnudando... eso, nuestras almas, con esos pequeños detalles que el auricular no debe conocer, que sólo se pueden decir mirando a los ojos, buscando penetrar la mente del otro, susurrando al oído sin nada de por medio, percibiendo el aire que respiramos juntos, sabiendo que el sillón de tres plazas es tan grande como el mundo para poder perdernos en él y tan pequeño como un universo creado para que nadie que no seamos nosotros pueda entrar.
Otro ¡por fin! otro más en esas benditas cuarenta y ocho horas, juntos en la nada, con nuestras palabras acariciando los sentidos, abriendo nuestros corazones a quien sabes que no te va a hacer ningún mal, más al contrario se convierte en tu confidente porque comparte tus sueños imposibles, esos que hacen que sepas quién está a tu lado, quién duerme contigo en el universo de las ideas, quién te quiere por ser tú, ni más y nada menos, por eso desnudo mi alma a esta mujer que es, por encima de cualquier otra cosa, mi Amiga, sin saber por qué me quiere, pero sabiendo que no me importa nada por qué es así.
Nacimos de una extraña mezcla de casualidades, y el destino nos ha llevado hasta esa tarde de Música y amor, pasión por lo bello, hasta esas mañanas de confidencias sin pausa donde la angustia se encoge porque no puede con los sentimientos, esos instantes que son sólo nuestros porque nadie puede atravesarlos, porque nadie sabe cada palabra derramada por las mañanas, en esos minutos donde las distancias no existen y los mapas no sirven. Nacimos y seguimos aquí, vivos a pesar de todo y de todos, con cuarenta y ocho horas que ya son parte de nuestra historia, sobre todo de la mía, alguien que no confía en casi nadie y que por ella me desnudo para poder sentirme yo una vez más.

“Caminábamos por la vieja carretera, esa que nos lleva hasta nuestros sueños
Cantando viejos blues que ayudaban a desafiar lo duro de nuestras vidas
Cuando vivíamos al límite en un sueño imposible, rodeados de la luz que poco a poco se iba cerrando alrededor de nuestras almas
Sigo viendo tus retratos en cada señal de la carretera, esas que pretenden limitar el ansia de nuestras vidas
Con la púrpura grabada en la piel que nos hizo uno, las noches de soledad en las que buscábamos un cuerpo cálido
Girando la página de cada fracaso para volver a empezar cada amanecer, sintiendo la luz del Sol acariciar nuestra piel tras la noche de frío en la soledad de nuestros deseos
Me dijeron que la tierra prometida no podía verse sin llorar, pero esas lágrimas cegaron la evidencia, una de cada tres no hubiera estado mal para empezar de nuevo, pero nunca logramos llegar a la primera estación”

Podría ser la letra de una canción, pero no sé escribir Música

El adiós no fue difícil, sobre todo porque nunca existió, entre nosotros es un hasta la vista aunque sepamos que lo imposible nos aleja pero nos acerca en nuestras... eso, las almas, cada vez que el teléfono suena por la mañana, cada ocasión buscada cuando el otro puede, cada parte de la memoria en la que nos perdemos por querer tenernos un poco más, porque ella lo merece, ese instante, el recuerdo, los momentos de soledad cuando la pienso, la siento, la tengo y sobre saber que sin saber por qué una persona extraordinaria, una mujer especial, un ser humano de esos en los que no creo es la excepción y sigo creyendo (soy de ciencias, y orgulloso de serlo) en la excepción que confirma la norma, me quiere porque quiere hacerlo y me hace saber que la quiero porque quiero quererla, que es lo que nos lleva y nos tiene, a seiscientos kilómetros y una vida, a cientos de metros y un deseo, a una mirada y un susurro, al suspiro que se siente y al perfume de mujer que se huele cuando lo sabes.
Un pequeño aeropuerto, un avión donde los sueños viajan solos, el abrazo que de nuevo me hizo sentirla casi dentro de mí y esos ojos que me hacían saber que cuarenta y ocho horas son una eternidad si estás con la persona debida, el instante preciso, los momentos perfectos.
El cielo azul aleja seiscientos kilómetros los ojos, el olor, el susurro, la caricia, pero no puede despegar... eso, el alma que ahora, más que nunca, es una.

He terminado con William Ackerman, que sé que también le gusta, para que conste.


Por supuesto, a Vicky, esa Persona, una Mujer, Mi Amiga, por fortuna, por sentirla, por vivirla, más allá de lo que nos decimos.

5 comentarios:

  1. SON RIMASTA SENSA PAROLE ....NON HO VISTO FIN HORA SCRIVERE UN SENTIMENTO COSI BELLO DA BRIVIDI...
    UN ABBRACCIO FORTE...

    MI HAI FATTO SOGNARE GRAZIE....

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  2. Hace tiempo quizás hubiera sido esa Amiga. Gracias por recordarme viejos y maravillosos momentos con alguien muy especial. Besos, seguimos estando... quizás

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  3. Esto sí que es un pedazo de Paseo por los Sueños, saber que se tiene y se siente a alguien cerca, y cuando el camino se hace difícil, encuentras una mano amiga que tira de ti sin pensarlo.
    Emocionantes palabras para una persona que las merece y a la vez alaban, a quien las dedica con tanta sinceridad.
    O.Q. Bss.

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  4. Difícil contener la emoción después de leer esta “declaración de intenciones”.
    Seguro que Vicky habrá necesitado una caja de Kleenex porque con este escrito le habrás atravesado el corazón.
    Bellísimo el“ Piropo” dedicado a esa mujer tan especial a tu Amiga y confidente que te quiere mogollón.
    Y 48 horas si que dan para mucho cuando estás en buena compañía y sino que se lo pregunten a ella que todavía está alucinada recordando lo maravilloso que fue convivirlas contigo.
    Está ahorrando para venir a verte de nuevo. Besos.

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  5. Imagino que tu amiga tiene que estar todavía flotando.
    Es maravilloso poder disfrutar de una amistad que vive y se mantiene a pesar de todo y de todos.
    Un beso para los dos.
    Ciao

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