lunes, 15 de agosto de 2011

Los Otros No, Nosotros Aún (Adiós A Un Maestro)

El domingo visité una feria del disco, con mis últimos fondos salvo para la cerveza del mediodía, una lista en el bolsillo y la imagen de una persona en mi cerebro.
Algunos ya van conociendo como es ésta pasión que nos absorbe, y prefieren pasear y dedicarse a lo que les da la gana mientras yo apuro los noventa minutos que me doy de margen para zambullirme en las carátulas de nuestros queridos discos de vinilo (negros que son más bonitos). Es por eso que me quedé con tu imagen, aunque en realidad estabais a mi lado, visionando conmigo las únicas estanterías que veo en éstas ocasiones, el rock de los 60 y 70, el lugar de procedencia y el continente me dan igual.

Últimamente echo de menos mis charlas contigo, cuando simplemente por escucharte sentía cómo me llenaba de la infinita sabiduría que me transmitías hablando de lo que nos ha unido mental y físicamente (también de forma astral) a lo largo de éstos años de pasión y amor, nuestra Música, ése vínculo invisible que nos ha llevado a entendernos mucho más allá de las palabras, de las miradas, de los gestos...
Ahora han sido otros los que me ha llevado por nuevos caminos (cómo me encanta seguir aprendiendo, disfrutando, saboreando, descubriendo) pero sigue siendo tu imagen la que me lleva a no dejar de mirar lo imposible de nuestros mitos, el disco extraño de Buchanan, el directo pirata de Wishbone Ash, los vinilos de Budgie para poder regalar a otra gente lo que grabo aunque afortunadamente ahora también mire cosas nuevas, rock, rock, más rock, los sesenta y setenta para y por siempre, y vuelva a descubrir que estamos metidos en algo infinito, y como tal no puede acabarse.

Al llegar a casa traspasé la frontera de lo lógico, de lo mundano, y me fui a ese lugar donde solamente nosotros estamos, me vi envuelto por la magia, y comencé a marcar los discos, los vinilos, (todos negros que son más bonitos) y cada número me llevaba a ti, en esos momentos ya no existía nadie más, porque en la intimidad de mi colección, con las portadas y los treinta centímetros de diámetro solamente me encuentro contigo, con el ser que hizo que mi vida cambiara y que me hizo sacar lo poco o mucho de sensibilidad que pueda llevar dentro.
Hoy me dirijo a ti no sólo como Amigo, sino además y sobre todo como mi Mentor Musical, el hombre que trasladó a otra dimensión mi percepción de las cosas, la persona que hizo posible que mi mente se abriera en infinitas direcciones, y sobre todo y ante todo el ser humano que creyó en mí en los momentos más oscuros de mi existencia y por ello me salvó la vida.

Suena ahora “Persephone”, del “Live Dates 3”, y te veo con tu cigarro, en el viejo estudio MAG, girando el cuello intentando recitar una estrofa imposible (nuestro inglés siempre ha sido nuestro) y señalando con el dedo la entrada del primer solo de guitarra, porque soy capaz de verte si quiero como quiero, porque tu imagen en mi retina es como la Música que nos gusta, infinita, y llego con ella donde me da la gana.
Decidí escribirte éstas líneas porque el contestador del teléfono no da para tanto, y porque a través del auricular prefiero escucharte a hablar, porque cuando marcaba los discos llegué a un número que es la mitad de mucho, una cuarta parte de una barbaridad o simplemente cuatro números que no dicen nada, porque el xxxx quizás sea un antes y un después, pero por alguna extraña razón me pareció distinto, quizás por el “cuarto y mitad” de siempre. Mi querido maestro, mi estimado y añorado (cada vez más) Mentor en lo que es mi pasión y mis sueños, necesitaba decirte que los números acabados en ceros son un vacío en mi colección, porque simplemente no puede ser de otra manera, porque debe ser así, porque los cientos son tuyos, y si el momento está como está así ha de quedarse, pero nadie va a sustituir nuestro contrato no escrito, no hablado, sólo sabido, porque el destino decida que ahora la mierda está en cotización al alza entre la especie humana.
Me he planteado una y mil veces cómo ayudarte, cómo paliar de algún modo una situación que me parece sangrante, pero no encuentro la forma, y sé que tal y como eres nunca me lo dirás, pero habrá un futuro, espero que sea así, y entonces podrás completar mi colección, y esa será la señal de que algo está cambiando, a través de la Música, de lo que mejor entendemos, de lo que nos sigue uniendo. No me agrada tener esos números vacíos, porque significan dolor, amargura, injusticia, basura... pero quiero tenerlos porque así no puedo olvidar, no quiero olvidar, y no me convierto en uno más que pasa y se va.

Comienza una versión acústica de “Wings of Desire” del mismo álbum, y sigo viéndote con las manos tocando la invisible guitarra, encorvado y con tu pelo sobre tus hombros, mientras que mi pierna derecha sigue un ritmo mágico que lleva al infinito.
Hoy quería hablar contigo, decirte cosas, porque los sentimientos los ponemos siempre y casi salen sin esforzarnos, pero no te he dicho muchas veces lo que necesitaba soltar, y como te he comentado, prefiero escucharte que hablar (salvo cuando me enrollo de mala manera con la mierda del trabajo) así es que mientras el “F.U.B.B.” acaricia mis oídos aprovecho para irme y perderme en la inmensidad de nuestros sueños.
“La coherencia es el lastre de las mentes mezquinas”, por eso nos pasamos de incoherentes y nos llaman locos.

Te quiero, viejo Amigo

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