domingo, 3 de julio de 2011

Estar Vivo Puede Llegar A Matarte, No Te Arriesgues, ¡¡¡Suicídate!!!

Es curioso, pero cuanto más tiempo paso entre los seres que son como yo, es decir, los seres humanos (iba a escribir racionales pero ni yo sé si lo soy y por supuesto mirando a mi alrededor es un adjetivo que muchos, demasiados, no tienen ganado ni de coña) más me convenzo que el hacer ver que se sufre, se pasa mal, se es un desgraciado... cada vez vende más, o sea, que gana puntos a la hora de que te valoren, te lloren, se apiaden de ti, pienses que deberías ser.
Resulta más curioso aún cuando en el ambiente en el que me muevo, el mundo en el que vivo, que no es mucho pero es más que aceptable, nadie muere de hambre cada tres segundos (no es demagogia, querido, son matemáticas puras y cierre de ojos a la realidad) no nos provocan enfermedades para que nos diezmemos, no tenemos una guerra sangrante a la puerta de casa (sólo mandamos tropas para proteger la paz) y podemos pagarnos el ser dignos a golpe de talonario.
Es por eso que todo aquél que sufre por estar vivo, por ser uno más en el mundo, por no poder salir en las noticias, debería optar por esa opción mágica y maravillosa que la naturaleza nos ofrece por ser finitos, la muerte. Suicídense, señores, y dejen de sufrir, de aguantar a la portera que les mira mal, al jefe que les putea a diario, a la mujer que nunca está satisfecha, al hombre que nunca tiene lo que quiere, al tendero que le parece que su dinero no es bueno, a las amigas y amigos de sus amantes o parejas que les critican por estar con ellos, a los gobiernos de chorizos impenitentes que nunca harán caso en nada salvo cuando paguen sus impuestos, a sí mismos por ser como son. Suicídense, por favor, no sufran, que estamos en el mundo para pasarlo bien, para disfrutar de la madre naturaleza, de las puestas de Sol, de los amaneceres, de las risas de los niños, de los multiorgasmos, de la belleza de un rostro, de las emociones que nos provocan los sentimientos, y si eso no se logra, es mejor no estar.
Si nos preocupamos tanto por todo, al final moriremos de cualquier cosa, así es que es mejor morir en lo mejor de todo, y el placer será doble. Salvo si tienen un cáncer incurable, una enfermedad terminal, un hijo que se les muere, un amor que escapa con cualquiera, una condena pendiente, no sufran de antemano, suicídense, váyanse a mejor vida y sean “felices”.
A pesar de creernos tan importantes, tan fundamentales en la vida de muchos y muchas, somos esa mierda que tras una temporada de tristeza ya huele mal, y que no debemos remover para que siga oliendo.

3 comentarios:

  1. Puede ser una buena frase para poner en los carteles de los autobuses, en los anuncios de los intermedios de las películas, y en la radio entre noticia y noticia..(hay algo parecido en las cajetillas de tabaco y se sigue fumando..), pero también sería bueno dar otro consejo y "rematar" el asunto, "Suicídate y vete al infierno!!" y deja este mundo para los que quieran disfrutarlo y así, toca a mas porque si todo esto es un asco, nos es plan estar perdiendo el tiempo...¿no?.
    (Dedicado a los que se ahogan en un vaso de agua)

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  2. Creo que para suicidarse hay que tener mucho valor, mucho más que para seguir viviendo por mucho que te putee el jefe, tu pareja te la pegue o no te satisfaga la vida que llevas.
    Porque al final la vida, por mucho que nos quejemos de ella y lo que nos brinda, es bonita y nos gusta.
    Hay quien es feliz regodeándose en su propia miseria, es lo que hay, cada cual con sus gustos. También hay a quien le gusta comer hígado. Yo, contra esos gustos no digo nada.
    Prefiero la frase de un amigo especial: "Vive y sé feliz" (aunque sea comiendo hígado).
    Ciao

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  3. Hay veces que para suicidarse no hay que tener valor, hay que estar desesperado. El valor lo da querer seguir, pero si no quieres, el único miedo es el dolor que te provoca poder hacerlo. Son dos puntos de vista que me han perseguido toda mi vida (pero eso es otra historia) ser un cobarde por querer quitarte del medio o ser un valiente por decidir quitarte del medio. Al final, como siempre, todo se reduce a un juego de oposiciones, aunque te vaya la vida en ello.

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