viernes, 10 de junio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XLV

Seguimos manteniendo que la Música es infinita y sin fronteras, por eso cuando nos gusta hace ya demasiado tiempo que no miramos el "hecho en..." escuchamos, nos apasionamos si es el caso y luego nos sorprendemos (si es el caso también)


Chrissy Zebby Tembo & Ngozi Family (My Ancestors) 1974


Maravillosa y sorprendente (que como es el caso después de... pues se dice) visita de Zambia, desde lo más profundo de África, ese continente olvidado para todo, pero que como todo, fue el inicio de casi la mayoría de las cosas, y los ritmos y sensaciones no les son ajenas.
Tremendo disco de guitarras pasadas por fuzz y toda serie de efectos de este guitarrista con una técnica endiablada a la vez que salvaje. Como queriendo no parecerlo, la guitarra suena como de fondo, casi oculta en ocasiones por los ritmos de esa sección rítmica tradicional, bajo y batería, pero golpeados con la furibunda sabiduría africana, sin un patrón fijo para llevar en volandas cada tema; eso sí de pronto sale hacia adelante y no hay quien la pare. No necesita mucho este tremendo músico que es Chrissy Zebby Tembo para lanzarse a alocados y salvajes solos de su instrumento, sin pausas, sin concesiones, escúchese la brutal "Oh Yeh Yeh", un instrumental sin parar con un solo de guitarra continuo hasta el final.
En otras, como "Fisherman", "Coffin Maker", "Lonely Night", la guitarra rítmica es sólo la escusa, porque de nuevo Chrissy va como loco entre estrofas y estrofas, con la voz tan particular a veces en inglés (no muy allá, todo sea dicho, pero no le importa lo más mínimo) y en ocasiones en dialecto, sólo como leve descanso de nuevo a esa guitarra demoledora que me vuelve loco.
La sección rítmica, como hemos dicho, con continuos ritmos sólidos para el lucimiento del líder, pero no exentos de complejidad, especialmente el bajo, que cuando quiere se pone a la altura y te golpea el culo entre solo y solo. 
La preciosa "My Ancestors" evoca demasiadas cosas, y "I've Been losing" en una maravillosa composición donde la guitarra no puntea, habla al son de las emociones, mejor aún que la propia voz, una gozada. En "Feeling Good" usa todos los efectos que puede y más porque no le caben, no entiende la guitarra sin pasarla por algún sitio, pero es que el tío lo borda. "Gone Forever" termina el disco, un recitado en forma de balada con la guitarra (por enésima vez) de solista todo el tema, cante o no, porque le da igual)
Nueve temas surgidos de las entrañas del mundo, paridos a golpes de rock con el sentimiento de un pedazo músico y una banda a la altura de lo que se tiene que expresar. Una debilidad de este que suscribe, quizás como tantas, o no, porque me sigue maravillando que estemos donde estemos el vínculo de la Música no tenga límites.
Para probar los prejuicios, discazos como este, puro rock de donde no debería ser ¿o sí? para escuchar Música, nada menos.


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