sábado, 11 de junio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XLIX

Un repaso por esta zona tan nuestra, aunque con influencias de todo tipo, que si son buenas hacen más rica la sensación de lo que te llega, y en sentimientos eso es lo que más vale.


Gualberto (A La Vida, Al Dolor) 1975


Uno de los más grandes músicos del panorama español de los últimos treinta años del siglo XX, por su creatividad, su formación y su capacidad musical.
Por supuesto que Gualberto antes de todo fue Smash, y yo adoro la Música que hacían, pero sus obras tras el periplo americano me parecen de una madurez y una calidad incuestionables. Su primer disco en solitario tras llegar de nuevo a la piel de toro fue este "A La Vida, Al Dolor", un maravilloso vinilo donde refunde todo lo que sabía, lo que había aprendido y lo que le dio la gana hacer.
La obra se estructura (digo yo) en dos caras perfectamente diferenciadas, en lo musical y en el concepto, titulándose "A La Vida" la cara A, o Uno, o Primera, y "Al Dolor" la cara B, o Dos, o Segunda; las canciones de la cara A son cinco temas con el título básico de Canción de... que te la traducen al inglés entre paréntesis, más que nada porque las letras son en el idioma de Shakespeare y cantadas por la maravillosa voz de Todd Purcell, músico americano que se vino con Gualberto. Preciosas melodías de una sensibilidad extrema, suaves composiciones con la complejidad que requiere una gran obra, las guitarras españolas, acústicas y eléctricas del gran Gualberto y Antonio Díaz (una debilidad del que suscribe desde que lo vi en directo con diecisiete años) y que también toca el bajo, el violín cálido de Art Wolh, magia de cuerdas, la batería sin aspavientos y la flauta delicada de Carlos Cárcamo para envolver toda la mágica estela de más de 24 minutos que forman esta primera parte. Reseñar "Canción de las Gaviotas", 10 minutos de orgía musical con los intérpretes paseándose a sus anchas por el mejor de los progresivos sin ningún tipo de pudor.
Hay que ser muy bueno para componer con la base de estos instrumentos y hacerlo bien, y Gualberto está muy sobrado para ello. Tuve la suerte de verle en Sevilla en una especie de reunión de los Smash y me pareció de un nivel ajeno a lo que se estila, un grandísimo músico y quizás mejor compositor.
La cara B ("Al Dolor") es otra cosa. Gualberto toma el sitar y da una demostración de sabiduría con este instrumento, se marca quejíos con los temas de dolor profundo, "Terraplén" y es capaz de unir el ya mencionado sitar, con violines, palmas y guitarras flamenca en una demostración de clase componiendo. "Prisioneros" son 8'45'' de sensibilidad cruel y dura, la guitarra furiosa y el violín a punto de romperse, "Tarantos" su particular homenaje al gran Hendrix y esta tremenda obra termina con "Diálogo Interior", otra vuelta a la sensibilidad más dolorosa, con el violín llorando y la guitarra española manejada por Gualberto cubriéndole las espaldas. 
La portada un collage enorme, el interior del álbum otro mayor y la contraportada una foto preciosa de una puerta eclesiástica con los títulos. Una obra completa, ¡cómo no!
"A La Vida, Al Dolor" una joya creada muy cerca de nosotros, porque a veces no se ve lo que se tiene delante, y Gualberto no es para ciegos, es para los que amamos la Música con mayúsculas.

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