domingo, 5 de junio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XLIII

Pasa lo de siempre, que somos viajeros impenitentes, así es que vamos de un lado a otro sin que nos pueda el desánimo o la pereza, tal vez sea porque escuchando nuestra Música no necesitamos más que los sentidos y el cielo es el límite.


Far Out (Nihonjin) 1973


No sé qué pensarán los habitantes de esa isla del Sol naciente sobre las creaciones y las emociones que la Música provoca según y como, pero cuando ellos se ponen en serio a hacer sonidos, a mí me convencen y de verdad.
Far Out es un grupo japonés que creó un universo musical acorde con lo que se llevaba en la época, ambientes sinfónicos progresivos donde todo es posible, y de qué manera, porque esta obra se resume en dos temazos, uno en cada cara, composiciones ilimitadas para recrear las ensoñaciones de algún que otro viaje hacia donde quieras ir (el cómo y con qué es cosa de cada uno)
Cuatro músicos entregados a la tarea de ir diseccionando los temas con enormes recursos musicales, instrumentos de lo más variados, entre los que se encuentran el sitar, por supuesto los teclados (Hammond, Moog, Piano), guitarras, bajos y percusión, y una voz que cuando decide cantar en perfecto inglés envuelve por su calidez. Son dos largas jams donde puede ocurrir cualquier cosa, en la primera cara, "Too Many People" es un tremendo trallazo que comienza con una especie de sonidos espaciales conseguidos a base de teclados, una atmósfera envolvente que a los pocos instantes dan paso a una guitarra maravillosa y limpia que a su vez es la excusa para las estrofas del tema, con la voz mantenida en el aire, la banda con ella calmada, con pausa, y cuando acaba dejando que esa misma calma vaya dando entrada a otros instrumentos para, con la misma base, parecer que se trata de temas distintos, ya que aquí es donde entran el sitar, los teclados, cada uno con su parcela para ir uniéndose poco a poco, volver al principio, más voz y de nuevo la increíble guitarra que ahora sí va por encima de todo y de todos. 17'55'' de orgía sensible y emocionada, un viaje hacia el infinito sin pausa alguna, una belleza transformada en sonidos.
La cara B, o 2, o Two, la ocupa "Nihonjin", 19'52'' transformados en otra sesión espectral donde el sitar nos adentra en oriente, hasta que de nuevo la guitarra de Eiichi Sayu demuestra que no va a hacer prisoneros, y entra esa voz maravillosa y relajada, jugando con el tempo, la magia de los sonidos, Fumio Miyashita dándose el placer de gustarse, con la banda a sus pies. La sección rítmica no tiene prisa, primero acompaña, más tarde comienza a tener su momento, pero antes Hammond y Moog crean el ambiente propicio para que de nuevo la guitarra entre en un precioso solo que sostiene el espacio, más voz, y comienza el espectáculo hasta el final, cambio de ritmo y todos a una, bajo la introducción del sitar comienzan una avalancha de ritmos y emociones en clave de rock.
"Nihonjin" es una exhibición musical de cuatro samurais que saben lo que se traen entre manos, un tremendo disco de espacios eternos para el lucimiento y disfrute de lo que dan, y a mi modo de ver, otra demostración de que el talento no tiene límites, ni emocionales ni mucho menos de fronteras.
La portada, arte en estado minimalista, con un insert donde se presenta a la banda y una foto de ellos en escena, preciosas fotos, para al menos conocerlos.




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