domingo, 19 de junio de 2011

Algo Místico


El roce de su piel era suficiente para prepararme en lo más alto de mis sentidos, cerca de mi cuerpo, apoyada sobre mi pecho, me hacía estremecer cuando sentía vibrar el suyo en el instante en el cual mis dedos medían, ansiosos, cada centímetro de esa maravillosa intimidad que sólo yo conocía, esperando el momento adecuado para unirnos en las estrellas, nuestro lecho particular de noches infinitas.
Muda espectadora de todos mis actos, se dejaba hacer aguardando el instante preciso, mano con mano, cuerpo a cuerpo, parte el uno del otro, la prolongación del placer a través de los sentidos. Una voz surgía de la nada cuando danzábamos al son de nuestras almas, la oscuridad daba paso a la luz, el silencio estremecedor a millones de gargantas aullando un deseo, nos sujetábamos con fuerza el corazón y las entrañas, su perfil ya no existía sino era a través de mí, una última mirada, un último abrazo, un destello de placer cuando de nuevo subía y bajaba por su cuerpo, y las notas escapadas de su garganta me llevaban al infinito, cuando sentía vibrar mi estómago por el ansia de haberla hecho mía. Colgada de mi cuello, sentía el desgarro de un cuerpo que se deja ir...
Mi Amiga, Mi Compañera, Mi Chica de madera y metal hablaba de nuevo, y en esos momentos nadie podía detener el sonido mágico de su cuerpo a través de lo que mis dedos le provocaban.

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