miércoles, 15 de junio de 2011

Al Hilo De...

Di tu verdad tranquila y claramente; a fin de cuentas cada uno tiene su “historia”, y como no coincida con la tuya, les va a importar una mierda.

Es lo que digo siempre, que la sinceridad existe según quien escuche. Como poder, puedo soltar lo que me dé la gana, y hablar según lo que veo, lo que intuyo, incluso lo que creo que es cierto (dentro de la certeza tan limitada que tengo de todo, por supuesto) pero si al que le llega lo considera una sandez, el mayor de los insultos le parecerá que es una transmutación de la mente del imbécil que tiene delante, y no le dará la mayor importancia.
Tenemos tantas frases hechas, sistemas mentales preestablecidos, capacidad para evadirnos sin más en los momentos que no queremos escuchar, que es sumamente fácil no ir más allá del “ruido” que sale de la garganta de nuestro oponente. Allá él o ella con sus verdades, si nos va, ya nos encargaremos de hacer ver a los demás (pobres hombres y mujeres que sin nuestras agudas disquisiciones no son nada) lo sincero de sus palabras, su hablar “sin tapujos”, la necesidad de escucharle... pero como difiera de eso o aquello, o lo de más allá, que nos hace ser nosotros, al pobrecito lo crucificamos y ya puede ser filósofo o jardinero, que, simplemente, “hace tiempo que perdió el rumbo”.
Bendita verdad, cuan libre eres, sin depender de traducciones en mil lenguas ininteligibles...

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