domingo, 8 de mayo de 2011

Mujeres II

Otro trallazo brutal que nuestro querido K.S. nos derrama en el rostro sobre algo que jamás debe ocurrir y que por desgracia se repite muy a menudo. Segundo extracto de un pequeño escrito sobre las que no pueden ser quien quisieran.


        Cuando acerqué la cámara para fotografiarla, su rostro aterrado no dejaba resquicio a la duda, cuando extendí mi mano para intentar ayudarla, todos los fantasmas de una noche infernal aparecieron de inmediato, y no supe qué hacer.

Ahora, observando la fotografía de una mujer que no entendía el por qué de aquella atrocidad, me niego a sentirme en el mismo lugar, simplemente por el hecho de mi sexo, que aquellos que precisamente lo utilizan para demostrar no sé qué y por qué son. Recordó la noche en la que fue humillada  por tres seres que habían perdido todo atisbo de humanidad, cuando quisieron, como animales, demostrar que lo eran, y mancillaron sin piedad un cuerpo por el hecho de ser el de una mujer.
No es sólo el dolor físico cuando tu mente niega lo que otros quieren obligarte a hacer y de forma instintiva te contraes y te encoges en tu propio cuerpo, para luego ser arrancada de tu ser y penetrada hasta la extenuación, es también la violencia emocional de los animales que no entienden del cariño, la dulzura, el deseo, la pasión, porque creen que tener un miembro que les convierte en machos les da derecho a todo lo que no puede ser.
      La imagen desprendía ese atisbo de esperanza por tratar con otro hombre que intentó comprender (sin poder ponerse en su lugar, por desgracia) su dolor, que sintió la rabia que toda mujer siente por cada acto de este tipo y que desprecia a los de su misma condición sexual cuando se manejan como alimañas por el cuerpo de una mujer, pero sus ojos no encontrarían jamás el brillo que tenían antes de que la primera mano se posara sobre ella.



Giré la cabeza para alejarme por unos momentos de todo, pero estaba atrapado por mis propios fantasmas, y mis ojos se cruzaron con los de una mujer, otra más, un ser excepcional que se hizo a sí misma cien veces, cada una por cada ocasión en la que la vida quiso matarla.
Para ella los hombres eran penes que la atravesaban, su primer chulo fue su padre, que abusó hasta que se hartó en su propia cama, con su madre sin poder intervenir bajo amenazas de muerte para ella, sus hijas… y a partir de ahí no mejoró nada su existencia. Vendida como mercancía a un tratante, su cuerpo se convirtió en el reclamo de un barracón en la frontera, para disfrute de borrachos, jugadores y algún que otro engendro sin escrúpulos que esculpían su cara con las cicatrices del día a día. Vio morir a muchas compañeras de infortunio por los golpes, disparos y atrocidades sin nombre, hasta que un día decidió que la muerte podía ser una solución más digna que un minuto más como basura y escapó, llevándose consigo el recuerdo de una pierna lisiada para toda la vida.
A partir de ahí hizo lo que pudo para sobrevivir, y entre los miles de oficios de paso, no faltó prostituirse para comer, aunque sentía que era dueña de su propia miseria, y para alguien que no había tenido nunca nada era un tesoro incalculable. Su rostro, cuando le hice la instantánea, reflejaba por igual la tristeza al recordar cada capítulo de su existencia y la alegría por sentirse protagonista, por una vez, de algo de un color distinto al negro.
         Esta mujer de aspecto vital, marcada por cada baba de cada impresentable que la poseyó, pudo por fin decidir estar con otro ser por su propio deseo, y de la misma forma que ni una sola lágrima escapó de sus ojos cuando me contaba su vida en el infierno, no pudo reprimir el llanto al describirme lo que sintió con la primera caricia del primer ser que la trató como persona, como mujer, como ella misma.

2 comentarios:

  1. Preciosa foto para un escrito desgarrador.
    Por mucho que nos esforcemos en denunciar las atrocidades de las que son objeto ese sexo mal llamado “débil”, no conseguiremos cambiar esa bestia que llevan dentro algunos de los que se creen “los putos amos”.
    Mujeres y niños primero….!Vaya ironía!
    Si, primeros para engrosar esa enorme lista de víctimas silenciosas por violaciones, vejaciones, torturas….viviendo atemorizados bajo la amenaza de la próxima paliza que, con un poco de suerte, acabará con su maltrecha vida.
    ¿Ojalá sepamos detenerlo a tiempo?

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  2. A menudo pienso que corremos el riesgo de acostumbrarnos a las noticias del recuento frío y macabro, de mujeres víctimas de la violencia pero el escalofrío es mayor, cuando pienso que sólo se trata de la "punta del iceberg" y que existe un colectivo que sufre a espaldas de la sociedad, sin ningún apoyo muchas veces ni tan siquiera de la familia. Estas mujeres que aunque físicamente no están muertas, han anulado su futuro y sus derechos condenandolas a una vida vacía..una lacra triste y lamentable que no debemos consentir.

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