jueves, 19 de mayo de 2011

Janis y otras cosas

El lugar parecía de lo más lúgubre, apenas unas luces y la poca claridad que se percibía entrando desde un ventanal que permitía unos tres metros de visión hasta la barra, también de ese color a madera casi carcomida que tanto me gusta.
No sé si fue casualidad, ni tan siquiera si lo quise así, pero tenía la sensación de haber entrado en otro de esos sitios que al final te van comiendo la piel, haciéndose parte de tus momentos, tus instantes, las horas que pretendes engañar cuando la soledad es tu única compañera.
El tipo de la barra tampoco tenía mala pinta, con esa calva que ahora tanto se lleva, aunque yo no sigo la moda, y las patillas de rockero impenitente queriendo dar a entender que quien tuvo retuvo, aunque ahora sólo tuviera de orejas para abajo.
En ese instante se me echaba encima la prueba definitiva, el detalle que hace que un lugar donde purgar las penas me parezca mediocre o con ganas de volver, porque la soledad se lleva mal a pesar de los vasos y las pintas, pero se puede llevar mejor con las sensaciones de algo que te hace el amor cada vez que tus sentidos se dejan ir, y para mí eso se traduce en Música, el bálsamo que a pesar de todas las mierdas puede hacerme sentir… lo que soy, que ya casi no lo sé pero me da igual.
Pedí mi cerveza, me aventuré hacia lo desconocido, un pequeño pasillo paralelo a la barra donde ya no se veía nada, y tras tropezar con el primer taburete pegado a la misma, la desgarrada voz de una vieja conocida atravesó mis oídos, y con ellos mi alma. Tomé asiento y apoyado en la oscura madera recordé demasiados momentos de décadas pasadas, mientras la pieza del puzle que necesitaba para el lugar, en forma de un blues aullado al viento por la tremenda voz de Janis Joplin, se ajustaba perfectamente a mis deseos.
No percibía nada, sólo el aire, la Música y palabras que llegaban desde la oscuridad, hasta que el rockero sin pelo y con patillas decidió colocar estratégicamente en las tres mesas del local sendas velas de agua, que al menos permitían percibir sombras que daban sentido a las voces que se escuchaban, aunque el ambiente seguía siendo maravillosamente íntimo, con la Música, las conversaciones privadas, el camarero atento a todo y hablando con casi todos, y yo apurando mis cervezas entre blues, algún desvarío de rock’n’roll  y las paredes ocres que parecían acercarse cada vez más.
Cuando leí que aquél lugar estaba decorado como una vieja mina, inmediatamente pensé que las ansias por vender habían hecho desvariar al tipo que escribió el anuncio, pero allí dentro, con la sensación de aislamiento con mi propios miedos y miserias, realmente lo sentí así, como si de alguna manera hubiera bajado a cientos de metros de la superficie donde los llamados seres racionales se esparcen y llegado a un lugar cerca del infierno, pero con los demonios que más me gustan, tipos rockeros, Música de ensueño para salir de las mediocridades de cada día y un espacio propio donde la voz puede ser la guía hacia la nada, y eso, en mi caso es de agradecer.
Nadie me ha acogido en este nuevo lugar donde me obligo a vivir el día a día, aunque me mente se encuentre a miles de kilómetros de aquí, pero creo que el mensaje me ha llegado claro a través de la voz de la querida Janis, la madera carcomida de la vieja mina y las calvas tan de moda apoyadas en la barra. Nunca he sabido cuál es mi sitio en el Universo, y sabiendo lo efímero de todos mis paseos por el mundo he buscado siempre lugares donde no estar a pesar de lo físico de mi presencia, y creo, casi definitivamente, que he vuelto a otro de esos espacios, con otras cosas, Janis y los que caigan.

2 comentarios:

  1. Seguro que ese lugar es perfecto para dejarse llevar por las sensaciones o para compartir un momento de confidencias con una persona querida.
    Me gustaría conocerlo.
    Precisamente ahora, mientras escribo estas líneas, estoy escuchando la grabación de un concierto en Toronto del año 1970 donde se puede ver a Janis Joplin completamente entregada cantando "Cry Baby". Resulta de lo más estimulante.
    La única pega es que si quiero saber si lo que escribo va por buen camino no puedo cerrar los ojos y simplemente sentir.
    Pero todo se andará.
    Ciao

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  2. HAY MOMENTOS Y LUGARES, QUE DESTILAN MAGIA Y QUE SIN SABER COMO NI CUANDO, ALGO TE HA ATRAÍDO HACIA ELLOS. LAS MISMAS SENSACIONES QUE SE PERCIBEN CUANDO CONECTAS CON ALGUIEN, O ACABAS EN ALGÚN LUGAR, DONDE LA MÚSICA TE ENVUELVE, NO SIENTES LA SOLEDAD Y UNA CERVEZA..SABE A GLORIA.

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