sábado, 21 de mayo de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XXII

Dentro de las cosillas que uno se permite de vez en cuando, una pequeña sorpresa de un álbum que me llegó bastante dentro no hace mucho tiempo, porque de eso se trata, de seguir hacia adelante, que somos finitos y esto no hay quien lo pare, como nuestras ansias por llenarnos de sensaciones.


Finchley Boys (Everlasting Tributes) 1969


De entrada comentar que el disco tiene dos canciones del año 72 en esta reedición, pero pongo el año del Señor de 1969 como su fecha de creación porque de sus diez piezas ocho son de ese año, y además fue concebido en ese místico número.
A lo que vamos, tremendo disco de un cuarteto americano que crearon un perfecto muestrario de diversos estilos absolutamente engarzados entre sí, lo cual hace que la escucha del disco sea un viaje por muchas y buenas partes de la Música que se estilaba en la época.
El blues más descarnado y eléctrico nos atropella con el temazo que abre el disco, "Who's Been Talkin'" donde la armónica arremete con furia y la maravillosa voz de George Faber se nos mete en las entrañas, mientras la guitarra atraviesa el espacio al tiempo que la sección rítmica nos patea el trasero (como debe ser)
Un poco de Psycho-Rock nos trae "Swelling Waters", "Hooked", con algún toque garajero, jugando con los sonidos hipnóticos del "amor". La guitarra comienza a destacarse por encima del resto, y el bajo sigue pateándonos, manejado como un bestia por Tabe, un pedazo de músico que no tiene límite. Quizás echo en falta algo más de empuje en la batería, pero todo no se puede tener.
Cuando la banda pasa al rock más puro la cosa se desmelena, y la guitarra da un golpe en la mesa con solos salvajes y perfectamente acoplados al resto, la voz sigue maravillosamente bella, con registros altos y una calma que embriaga, pero Garrett Oostdyk continúa con las seis cuerdas pasándose lo que quiere. Tremendas "Outcast", "I'm Not Like Everybody Else", "Warm Days" (mi favorita por ese punteo que me lleva hasta donde quiere, ese piano maravillosamente metido, los coros y el arpegio...) quizás ese cambio rockero es lo que mejor hacen, pero el resto no desmerece en absoluto.
Alguna frivolidad acústica como "Hide On Out" llevada por esa voz preciosa, o "It All Ends", una especie de balada con percusiones continuas y la guitarra despachándose a gusto jugando con el estéreo, de canal a canal, y de nuevo volvemos a los orígenes, guitarras y la sección rítmica hasta las estrellas.
La portada, para poder rematar la faena, una preciosa foto color sepia del grupo que sugiere todo el ambiente de lo que quieren demostrar, y la contraportada con los créditos y una lápida que acoge a los cuatro miembros del grupo con nombre e instrumentos (lagarto, lagarto)
Un disco sorprendente, donde se puede encontrar de casi todo y muy bueno, una banda que sabe qué hacer con composiciones muy cuidadas y elaboradas, sonando sin excesos, pero sin dejar indiferente. Para escuchar casi sin pausa disfrutando de Música, sin componentes adicionales, sólo Música (y nada menos)

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