viernes, 6 de mayo de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XII

Algo que se nos iba haciendo necesario, un poco de magia de nuestros amigos teutones, en alguna vertiente de eso que se llamó "Kraut Rock" y que al que suscribe tanto le apasiona, quizás porque me permitió creer que había algo más...


Yatha Sidhra (A Meditation Mass) 1974



Una pequeña obra de arte, con todo lo que eso implica, pensada y realizada para que los sentidos se pierdan por el lugar de los sueños, como nuestro pequeño espacio pretende con cualquier cosa de las que traemos aquí.
Este disco de los alemanes Yatha Sidhra es una muestra maravillosa de psycho progresivo en estado puro, con sus cuatro componentes en una excepcional demostración de Música bien realizada y con sentimiento, una excelente muestra de sensibilidad que respira clase por los cuatro costados.
Se trata de una obra basada en largas suites, cuatro partes sin título específico, tan sólo llamadas"Part 1" "Part 2"... que van enlazadas como si de una obra completa y única se tratase. Dos piezas por cara del disco, con temas que sobrepasan los 17 minutos, los 12, 7 y que no tienen pausa, todo basado en el concepto de unidad, hasta que obligatoriamente giramos el vinilo para cambiar.
Comienza con una sinfonía donde la flauta toma un indiscutible liderazgo, cálida, serena, pura sensibilidad tocada con maestría, siendo la excusa perfecta para la base rítmica que la envuelve, hasta que cede el protagonismo a los teclados, unos sintetizadores al más puro estilo progresivo y del rock sinfónico tan de la época; apoyada también por el sitar, que se deja escuchar con muchísimo agrado, la grandiosa pieza de 17'45'' va acabando en descenso para enlazar sin pausa con la segunda parte, un pequeño aumento de ritmo donde el piano y la sección rítmica nos dejan un cierto aire jazzy de no más de tres minutos.
La segunda cara nos transporta hacia otro tipo de universo sensorial, donde, en el más puro estilo de cambios rockeros la flauta nos adentra con su melodía tranquila en un brutal cambio de ritmo y cabalgada dirigida por una furibunda guitarra en un solo espectacular, donde la batería y el bajo se lanzan a darle caza en perfecta armonía de power trío, hasta que de nuevo los sintetizadores (tanto de teclados como en las mezclas de la percusión) la abrazan y acaban en un pequeño caos armónico que permite volver a cambiar de registro.
El disco termina viajando de nuevo al limbo de los sentidos, flauta, teclados y susurros de Música emocional, bella, maravillosamente sensible.
Un tremendo disco que como toda gran obra se adereza con la preciosa portada troquelada con el nombre del grupo y el título de la obra, cubriendo dibujos del lejano oriente, toda una evocación a lo que es la Música que contiene.
Un tremendo disco de sinfónico progresivo que lleva a lo más alto las ganas por disfrutar de la Música, sin coros, sin palabras, algo para soñar.  

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