sábado, 28 de mayo de 2011

Al Norte del Norte


Poeta, letrista, escritor, y además compone Música para arropar las historias negras, oscuras, directas al alma, porque Neil Young no se “corta un pelo”, nunca lo ha hecho, y ahora que todo está mucho más podrido que cuando empezó allá a lo lejos, hace cuarenta años o más, no va a hacerlo tampoco, ahora ya es tarde para creer en falsas esperanzas, en cambiar el mundo, ahora da igual decirle a alguien que es un hijo de puta redomado y que está hundiendo en la miseria a media humanidad, por eso él sigue haciéndolo, pero con esa clase y ese toque que le hace ser diferente, porque Neil Young hace suyo lo que toca, lo que compone lleva su sello inconfundible, y este hombre que comenzó acariciando su acústica y paseando por sus labios una armónica de  la que sacaba quejidos de soledad, y que pasó por la salvaje electricidad en el directo, ha tocado mil y un campos dentro de la Música, con mayor o menor fortuna, pero con la valentía del que se sabe con talento para, al menos, intentarlo.
El gran amigo americano, ese que toma como colonias todo lo que no es su espacio, vio aterrizar a este genio para escucharle desde su amigo del norte, allá a finales de los sesenta, cuando comenzaba siendo un chaval que con un grupo de Músicos bisoños como él comenzaron a gritarle al viento muchas cosas, y ese mismo amigo americano descubrió el creador de una etapa gloriosa dentro de su Música, un compositor de obras que son parte de la historia de todos los que amamos las sensaciones que nos atraviesan el alma.
Neil Young es un superviviente (uno más) uno de los que han visto a la “negra dama” rondar muy cerca de su cuello, y sus momentos oscuros, sus negras experiencias personales (propias y de amigos) han coincidido con periodos de lucidez musical, donde derramaba todo el vómito que llevaba dentro en obras sublimes, una colección de impresionantes sesiones de Música que arropaban escalofriantes relatos, intentos de salir de la nada, pequeñas y grandes historias de amores imposibles, muerte y desolación, humillaciones y desasosiegos... todo lo que la vida puede dar de sí, porque a fin de cuentas este viejo Músico, pateado físicamente por los excesos, escribe y canta para la vida, a la vida, por la vida, aunque a veces se le cuela entre medias la muerte, el horror, la tragedia, todo lo que nos hace ser humanos, infames, maravillosos.
Si alguna vez queremos tocarnos la fibra, o con un buen vaso lleno de fuego quemarnos las entrañas, nada como la experiencia de escuchar a este Músico con su voz de adolescente, su cadencia continuada, sus eternos relatos de infinitos minutos, pero si queremos una buena andanada de Rock puro y salvaje, de un directo que no deja fisuras, nada como su faceta desnuda de impunidad, su guitarra eléctrica distorsionada y repitiendo hasta la saciedad una nota mientras es balanceada alrededor de su cuerpo.
Cuatro décadas después aún seducen sus melodías, la suave voz sigue metiéndose en las entrañas mientras cuenta historias conocidas, el aire se rompe con la guitarra que susurra y la armónica que se adentra, porque cuarenta años después, este canadiense de pelo blanco y piel ajada no ha perdido ni un ápice de su descomunal talento, y así es fácil seguir siendo un trovador recorriendo esos caminos que tanto le gustan.
Neil Young puede producir orgasmos de sensaciones, puede deprimirte, puede extasiarte, puede dejarte alucinado, puede provocar furia en tu cuerpo, pero no te deja indiferente, llega porque lo que dice, cómo lo dice y a través del medio que lo dice lo hace sensible, visceral, tangible, brutal, y te metes en su Música, y te metes con él, y lo llevas.
No necesitamos héroes, o al menos no los necesito, pero siempre querré tener a mano un buen tema de este grande para que me lleve hasta donde quiera, o como suele ser el caso, a esa tierra de los sueños donde la Música, creada con maestría y surgida de las pasiones llena todo lo que necesito para ser, sentir, emocionarme, ¡¡¡vivir!!!

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