viernes, 29 de abril de 2011

Vaqueros Roídos, Palabras Eternas

Dicen que es el “jefe”, y debe haber algo de cierto, porque como un mesías moderno arrastra a millones de seres tras de sí, por su Música, por su voz, por sus temas, o por todo en uno, porque tras comer mierda quince años o más, de pronto enseñó a muchos el camino tortuoso de la calle, algunos lo vieron claro, y otros se atrevieron a decir que era el futuro del Rock´n´Roll, llegó a ser un número uno, y dejó Asbury Park y a sus “colegas” de tugurios malolientes, cruzó el río, llegó a la “Gran Manzana” y el mundo conoció a Bruce Springsteen, el rockero de letras lacerantes y temas únicos, “Rosalita salió esa noche” y hubo un “Incidente en la calle 57” porque a este hijo de la calle, la calle no podía abandonarlo nunca.


Las luces se encienden, el rugido del rock rompe el silencio, la gente se excita, y una cabellera rizada, una camisa sin mangas y un pantalón roto aparecen en escena; es entonces cuando cobra significado la vida en la carretera, y la vieja “Telecaster” gruñe por los dedos gruesos del hombre que grita y canta a la vez, porque a Bruce Springsteen la voz le sale del alma, porque canta al barro y al asfalto, y grita para que todos lo oigan, pero ¡cómo grita!, estrofa a estrofa manteniendo un nudo en la garganta del que le escucha, porque necesita que todos sepan de donde viene, lo que ha sido y lo que ahora han hecho de él, y compone, y no se cansa, porque hay demasiadas cosas que contar, “Born to run”, “Thunder Road”, “Backstreets”, “Jungleland”, New York City Serenade”, “The River”, “The Fever”, “Back in your arms” (guiño a mi niña) son cientos, miles de temas, de palabras, de historias que recorren la vida; incansable compositor, excepcional creador de melodías en lo que es la exaltación de un estilo, impresionante armónica que te llega a las entrañas, y cantante de orgías para los sentidos, antaño virtuoso de las seis cuerdas, hoy deja ese virtuosismo para los monstruos que le acompañan, hombre de directo, ante su público, miles, cientos de miles, comunicador infinito, generoso, dos, tres, cuatro horas de concierto, porque sigue habiendo mucho que contar, demasiado y a demasiada gente.
Es el alma y la esencia para muchos, es un Músico, un hombre que vive porque antes no vivió, lo vivió, y alguien que puede estar horas con su guitarra y su sombra proyectada por un foco ante su público, sin miedos, sin temores, porque seguirá contando historias, seguirá narrando experiencias, porque sigue habiendo mucho que contar.
Década prodigiosa con un grupo de amigos que le acompañaron sin limitaciones, excepcionales músicos que crearon una máquina perfecta donde funcionaban como un reloj esas canciones que cuentan historias, músicos que pueden entender lo que hay que hacer sin decírselo, una banda, su banda, que es uno de los acordes mejor afinados del rock, ese canto urbano que nunca deja de acariciarme.
Década íntima con álbunes sólo para su propia presencia, sólo para su alma, década de vuelta de casi todo donde probó experiencia multiracial y donde (dicen) encontró a su compañera (además de la Música), pero década donde desempolvó los millones de folios que su ilimitada creatividad había dejado escondidos, década a fin de cuentas donde volvieron los amigos sin limitaciones, y donde enseñó lo que tenía y nadie sabía (aún más, aún había un cofre lleno de tesoros), década para contar más cosas, porque sigue habiendo mucho que contar, y nueva gente a la que decírselo, y quién mejor que “The Boss”, el hombre que grita al silencio.

Tras cuatro décadas aplastando los escenarios, gritando con esa voz que sigue sin apagarse, más allá de los sesenta y en plena forma, es el jefe porque puede serlo, y sus chicos son lo que él desee, aún afinados, esa máquina de puro Rock'N'Roll que levanta la sangre a un moribundo, esa fuerza en escena que te contagia, te envuelve, te eleva y te deja a merced de su Música, pero ¡Qué Música! puro... pues eso, pero me gusta, porque dan lo que tienen y tienen tanto, que nunca se agota, esperemos cuatro décadas más...




Rock And Roll Is An Attitude... Not An Age!

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