viernes, 22 de abril de 2011

Esencia

Adentrándome por los confines de mis sueños, puedo viajar sin pausa hacia el infinito, ese lugar que nunca me llega y que pienso y siento como el final de casi todo.
Rostros de viejos amigos se muestran ante mis ojos pidiendo mi regreso a la tierra prometida, pero eso es algo que ya nunca llegará. Puedo entonar una melodía miles de veces escuchada, y los coros de todas sus voces pidiendo mi encuentro acompañar el estribillo de nuestros silencios, pero ese camino quedó atrás, ahora soy el viajero impenitente que roba el tiempo cuando cierro los ojos y llego hasta donde quiero.
Mañana, en el amanecer del nuevo día, podré dedicarme a escuchar mi alma, entender todos aquellos sonidos que me envolvían y me hacían ser yo por encima de todas las cosas, ya no es instinto, es algo real dentro de la fantasía que supone mi mente, y en eso estoy, en sentirlo como una melodía, subido al escenario de la vida que ya pasó, presentando el próximo tema en una jam sin final por la vida que me espera.
Guitarras eternas surcan el espacio, gargantas que no saben de pentagramas vacían sus ansias en cada estrofa, y el negro de la soledad cuando uno no tiene a nadie estalla en miles de tonalidades que atraviesan los párpados cerrados, es el momento de amarla, de sentirla, de emocionarme con lo único que me ha dejado estar sin exigir nada a cambio, Mi Música, Mi Esencia, todo mi ser unido en un sólo ritmo, cada latido de mi corazón libre de cadenas...

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