martes, 19 de abril de 2011

El Mejor Guitarrista Desconocido de la Historia

Un pequeño y sentido homenaje a un hombre que me hizo sentir como pocos los lamentos de las seis cuerdas.

Cuando siendo un chiquillo mis héroes de las seis cuerdas me atravesaban el alma, me alucinaba poder esgrimir un palo de escoba que mi madre había desechado y que me servía para emularles en mis fantasías de rockero impenitente, casi recién entrado en el maravilloso mundo de las melodías, los dioses del escenario y los sueños de horas y horas acompañándome en la soledad de mis diecitantos.
Eran los dioses, los que hacían solos que me llenaban de todo, aquellos intocables que iban formando poco a poco mi gusto por ese instrumento mágico al que con el tiempo uní cualquiera que me hiciera temblar, pero por aquél entonces la guitarra era, es aún, esa especie de vínculo con el infinito que me hacía adentrarme en mis propios sueños.
Eran realmente algo único, algo emocional, me fueron llevando de la mano desde el rock al pop, conocí el blues más eléctrico y el solitario de los grandes campos de algodón, los sureños, ese hard que me enardece... hasta que apareció él, el músico que cambió mi forma de entender la manera de acariciar seis cuerdas de acero, porque jamás hasta ese momento había sentido que un sonido pudiera ser al mismo tiempo una voz, un quejido, el lamento del alma, el hombre que surgió de la nada para provocarme los placeres sensoriales desde el traste de madera, Mr. Roy Buchanan, el más increíble guitarrista que he escuchado (y son muchos y maravillosos) jamás.
Roy no será nunca un hombre de récords, ni siquiera cuando nos dejó se permitieron sacar a la luz miles de discos y temas "escondidos" en algún almacén, porque simplemente no existían, él era quien era, no fue nunca más allá porque las luces y las bambalinas de grandes conciertos no eran su lugar, Roy era un guitarrista único, criado en las escuelas del blues, que creía en la Música y cómo crearla, por encima de ventas millonarias, discografías inmensas y popularidad de portadas en revistas, era un músico excepcional, con un sentido de la melodía tan apabullante que aún creo que su guitarra va a romperse cuando le escucho en esos solos descarnados que nos dejaban petrificados.
La Música es mi vida, la amo, y amo a quienes me la dan porque creen en ello como músicos, por eso amé, amo y amaré siempre la esencia de este maravilloso dios de las seis cuerdas único y excepcional.
Escucharle era perderse en ese universo donde nadie puede encontrarte, entrelazado con los sonidos de sus seis cuerdas que emanaban de su "compañera", esa inseparable Telecaster que era la prolongación de su alma, a la que acariciaba como a una amante dispuesta para dejarse hacer, y hacían el amor en cada tema, cada blues desgarrador o cada frenético suspiro instrumental que no necesitaba de garganta alguna, porque si algo consiguió Roy desde que tuve la fortuna de escucharle fue hacerme creer que su guitarra podía hablar, susurrarte en esos temas que no podían entenderse sino eran con la maravillosa e insultante simpleza de lo perfecto.
Hice el amor escuchando "Hot Cha", descubrí un mundo nuevo con su "Sweet Dreams", pude escuchar al "Mesías" tras la voz rasgada de alcohólico apoyándose en ese punteo que te arrancaba el estómago al oírlo, y paseé con ellos a través de las miserias de un ser atormentado por su propio talento, su timidez y su incapacidad para adaptarse al mundo de los montajes y las ventas, porque Roy creía y sentía la Música de manera pura, y más allá de eso nada tenía cabida en su repertorio.
Un músico idolatrado por sus colegas de profesión, desconocido absolutamente por el gran público, amado y adorado por quienes hemos tenido la suerte de conocer a alguien que nos lo presentara, cualquier noche de cervezas, humo y sueños imposibles, porque cuando Roy te entra, se queda para siempre.
Hay una diferencia entre lo bueno, lo maravilloso, lo sublime y la seda, esa magia que te envuelve, te hace suyo y te lleva donde quieras, eso era Roy, y eso será siempre su Música, pero sobre todo su forma de tocar esas cuerdas de acero que le hacían tan especial; a veces lloro cuando vuelvo a él, eso me hace estar bien, sigo sintiendo, emocionándome, como con tantos, pero quizás tener la suerte de conocer lo desconocido te hace ser especial, y con Roy me siento muy, pero que muy especial.
Ser único tiene eso, que cuando alguien escucha algo más allá, se queda con el regusto de saber que has probado una delicatessen irrepetible.
Queridos y queridas, a quien pueda interesar estar en las estrellas por el tiempo de un llanto, que escuche a Roy Buchanan, el mejor guitarrista desconocido de la historia.

"When A Guitar Plays The Blues"

No hay comentarios:

Publicar un comentario