lunes, 25 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias VI

Retomamos otra pequeña joya, cambiando un poco (o mucho, que nunca se sabe) de onda musical pero intentado que lo que presentamos sea, dentro de esa minoría de la Música que casi no nos llega, incunables que merezcan la pena, aunque siempre será nuestro punto de vista, por supuesto.


Alan Sorrenti (Aria) 1972


Uno de los más grandes discos de la historia de esa corriente que a finales de los sesenta y principio de los setenta conformó lo que se dio a conocer como el progresivo italiano, o "pop italiano" en su país de origen, término éste quizás demasiado ambiguo para lo que realmente fue una corriente nacida a la sombra de los grandes y maravillosos grupos progresivos ingleses. A pesar de este detalle, algunas obras fueron sin duda joyas de la Música, adentrándose en terrenos de experimentación y búsqueda de sonidos que elevaran el carácter de habitual a dichas obras.
Creo sinceramente que este "Aria" del napolitano Alan Sorrenti es una demostración de esta búsqueda, con una larga suite que ocupa toda la primera cara del disco, "Aria", veinte minutos de auténtica exhibición creativa, sugestión instrumental, donde la maravillosa voz de Sorrenti no hace sino jugar con sus registros mientras los instrumentos van cubriendo esta especie de improvisación, un caos perfectamente armonioso y controlado con una imponente y sugerente voz que pocas veces se ha repetido tal cual se puede escuchar en el disco.
El violín emerge como el apoyo de las cuerdas vocales, llevado por el talento de Jean Luc Ponty, tremendo músico que colabora como parte indisoluble de la creación, apareciendo y desapareciendo con constantes cambios de tiempo.
Furiosas idas y venidas, calmas de guitarras acústicas y susurros mantenidos, cuerdas y sección rítmica que parecen desaparecer para volver a acoplarse y elevarse de nuevo hasta que la historia recitada en el idioma de Dante toma el mando, una vez más, para llegar hasta donde quiera. 
La orquesta se funde con los solistas y no dan tregua en esta obra que nunca sabes por dónde te va a sorprender.
En la segunda cara del disco tres temas con el mismo recital vocal, dos de ellos de tinte progresivo marcado por la musicalidad y dificultad de las composiciones ("La mia mente" y "Un fiume tranquillo") para terminar esta obra excepcional con una balada que parece acercarse un poco a la normalidad compositiva, "Vorrei incontrarti", quizás la más comercial pero bellísima en su textura.
Un disco, una obra grande, con la dificultad añadida de una época y sobre todo un lugar, Italia, no muy proclive a estos excesos musicales de inspiración y sobre todo de libertad absoluta en las composiciones.
Como casi todo lo que queremos traer, algo para "lanzarse al barro" y descubrir un tipo de Música que durante poco más de seis o siete años intentó algo nuevo al margen de lo establecido, pero mirando al mismo tiempo a los monstruos sagrados anglosajones, y que cuando lograron piezas como este "Aria" llegaron a niveles de excepcionales creaciones.


3 comentarios:

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  2. He escuchado el disco entero dos veces.
    Como me ha pasado con otras composiciones de este tipo, me ha resultado un poco difícil la primera vez que lo he escuchado.
    La segunda me ha llegado más. De la cara B del disco la pieza que más me ha gustado ha sido "Vorrei incontrarte" y luego "Un fiume tranquillo", de la que me ha sorprendido cómo va cmabiando, haciéndose más melódico en la parte central y volviendo a sus orígenes al final.
    Volveré a esuchar el disco en otra ocasión.
    Y ya puestos he seguido con otros temas de Alan Sorrenti.
    Ha sido una experiencia escuchar cosas de principios de los años 70 y otros de finales de la misma década. La verdad es que las últimas pueden ser de cualquier cantante italiano, mucho más comerciales, más fáciles de escuchar si lo que quieres es dedicarte a tus quehaceres mientras te acompaña algo ligero de fondo.
    Hasta la próxima.

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    1. Nací en un mundo sin consuelo, crecí en los arrabales de la soledad, sin embargo la Música no sabe de clases y me abraza como un Aria que llena el lamento.

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